Te mentiría si dijera que recuerdo el dolor de las heridas, habita en
mi uno más profundo dueño de mi mente desde que fui consciente de lo que aconteció, aquellas secuelas encerradas
en burbujas de terror que explotan siempre cercanas a mí.
Y pensar, hija, que hoy las
rotativas han lanzado la esperada noticia. ¡Llegó la tregua!, leo e intentó atrapar las letras, alegrarme... Acaricio mi pierna y justo recuerdo que no siento nada, hay cosas que no cambiaran, para mi no hay olvido..
Más secuelas de dolor evitable En el Blog de Mª José, Lugar de Encuentro
Has logrado plasmar la tristeza y el dolor que nunca pasan porque el origen está siempre presente.
ResponderEliminarpega y fuerte,
ResponderEliminares que es muy real
saludos
Admás de todo el horror del momento, luego están las secuelas, que esta és verdad que no se olvidan nunca.
ResponderEliminarUna entrada real, y triste. Demasiado!
Voy a tener que tomar un respiro entre lectura y lectura. Es terrible la tristeza que siento con estos relatos, debe ser que en mi país lo hemos vivido tal como ustedes. Que nos sorprendió la locura de algunos que no podemos comprender ni responder.
ResponderEliminarTu relato es fuerte, muestra que se puede sobrevivir a algo así pero nunca se olvida el dolor de lo que pasó.
Siempre te digo lo mismo pero tu forma de escribir, de decir las cosas me impacta. Sos una escritora de alma.
Un abrazo enorme.
Fuerte, duro. Azota y con crueldad pero es una realidad y como tal hay que enfrentarla! Me gusto!
ResponderEliminarEs muy dificil olvidar; sobre todo teniendo en el cuerpo las huellas de esta atrocidaz.
ResponderEliminarUn abrazo
Imposible que el olvido se haga presente, sobre todo, cuando las heridas y no solo las que dan cuenta el cuerpo, las refleja todo el tiempo.
ResponderEliminarAsí es, Matices, muy doloroso.
Un abrazo:)
Las heridas hablan. Más cuando duelen en carne propia. Muy duro. Lo has expuesto de un modo, que recala hondo.
ResponderEliminarBesos!
Gaby*
No debería haber olvido, porque no debería nunca repetirse ese horror.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
hay otros terrorismo que no sesgan vidas físicas , Otras con sus agresiones injustas siembran miedo a inocentes
ResponderEliminarPlanteas una de las cuestiones más complicadas, a saber, la tensión entre el deseo de la reconciliación y la paz y el deseo de venganza, por otro lado, perfectamente comprensible.
ResponderEliminarUn beso
en los jueves, y ya sabes que últimamente no os leos a todos...este será una excepción..en los jueves, te decía, niña guapa, suele acontecer que alguien se sale de madre...que alguien llega al tope de los dieces..claro está que siempre a criterio mío, que es el que cuenta para mí...
ResponderEliminarel juan carlos se había pasado de ese diez...algunos lo han rozado...tú, niña de las alturas, está a la par de juan carlos, si no por encima.¿por qué? por el giro que le has dado a este jueves. un giro más que interesante, interesantísmio...uno se recuerda de la "paz-tregua" que tenemos acá ahora,; uno se recuerda de la paz-tregua de los de irlanda...uno se acuerda de alguna peli inglesa (en el nombre del hijo) y se dice que...que sí, que la nieves este jueves está en los altares.
medio beso.
Duele cada letra. Hay que tragar saliva y mirar de frente.
ResponderEliminarUn abrazo
Imposible olvidar para quienes sufrieron ese horror, se merecen sus recuerdos y que se los respetemos todos. Muy buen relato.Besote
ResponderEliminarEstá muy bien ese giro que le has dado al final del relato, duro relato, que por desgracia no se podrá olvidar nunca en la memoria colectiva.
ResponderEliminarUn abrazo.
Terminó el terror de ETA, sus daños permanecen. Besos, amiga.
ResponderEliminarHan terminado los atentados, aunque hoy precisamente escuché una noticia de una posible vuelta (esperemos que no) pero no podemos ni debemos olvidar, demasiado dolor.Muy buen relato. Un beso
ResponderEliminarEs tan humano ese sentimiento! Querer y poder frente a frente.
ResponderEliminarUn abrazo cercano.
Hola Matices.
ResponderEliminarHay cosas tan dificiles de explicar...Secuelas imborrables que -creo-nunca llegan a cicatrizar. ¡Tregua! Esa palabra también me asusta. Y mucho. Mejor no imaginar lo que han obtenido a cambio.
Tu relato, me ha encantado leerlo. Certero y emocionante,.
Un abrazo.
Lupe
Nadie puede imaginar el dolor ajeno y las secuelas que quedan cuando atentan contra la propia vida o la de los nuestros. Imposible olvidar.
ResponderEliminarUn relato que se clava en el alma.
Un beso
Secuelas. Esa es la palabra que no puede ni con el olvido ni con el perdón.
ResponderEliminarUn relato breve, muy bien llevado, hasta donde quieres ir.
Un fuerte abrazo
una locura. Se terminará?
ResponderEliminarEl odio y la venganza -por otro lado inevitable- es un bucle sin fin, ¿quien se atreve a salir y vencer esa espiral interminable? entiendo que es una tarea muy complicada y delicada.
ResponderEliminarUn buen post que hace reflexionar. Pero intentar conseguir la paz es que cada una de las partes traten de poner algo sobre la mesa. Ojalá logren saltar los últimos peldaños.
un abrazo