En el jarrón de cristal,
sumergida en aquel líquido acuoso,
en reminiscentes tonos verdes.
Hastiada y marchita,
encierra palabras perdidas,
aquella muda flor.
Sus divagues se fundían,
en comparaciones absurdas,
entre lo vivido y por vivir,
¿resurgir?...
donde acaba el tallo,
donde respira oxígeno,
su cuerpo había cambiado...
En aquel largo camino donde afloró,
hacia hojas sin brillo,
y pétalos estériles,
donde la languidez hacia el final,
se torna mensaje de palabras invisibles...
busca su tristeza en lecturas.
De regreso a su pesado pensamiento,
busca en su interior el color.
En el tallo el dolor del corte,
en aquella muerte anunciada,
de verdes ennegrecidos, rojos pálidos,
y azules agrisados,
la luz ya no se alía con ella,
tan solo no existe...¿belleza inalterable?
El agua en el jarrón,
las hojas marchitas,
le recordaron que se perdía en soliloquios,
en blanco y negro,
alojados en la sin razón,
que cegaban su visión,
hacia el fin de la vida...
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