En la noche, la luna, le servía como linterna, al andar por las calles de aquel pueblo, se podía sentir la paz que ofrecía el silencio nocturno. A los lejos, oía el rechinar de lo que le pareció, un cartel colgado en la puerta de algún establecimiento, hipnotizado nuestro protagonista, iba marcando sus pasos perdidos, siguiendo con el oído ese ruido algo lejano, el sonido persiste cada vez es mas fuerte y se denota como desagradable.
Por un momento se olvidó de ese ruido chirriante, para ubicarse como si de una brújula se tratará, girando sobre si mismo, buscando un punto cardinal que le marcara el lugar. Observando el escenario donde se encontraba, vio una plaza rectangular y en el centro una fuente, destilando agua a chorros, el sonido del repiquetear del agua ocupa todo, convirtiéndose en un "tintineo" dulce y agradable al chocar contra ella misma.
Detecta el silencio casi sacramental de esa población y empieza a buscar, luces en los balcones, locales abiertos, nada, no hay nada, no se escuchaba sonido alguno, tan solo el ruido de las luciérnagas chocando contra las farolas, la fuente de fondo y si se miraba hacia dentro, su propia respiración que se empieza a inquietar.
Tuvo la necesidad de buscar el chirriar de aquella placa que imaginaba colgada y volvió hacia aquella calle de nuevo, agudizo oído, hasta que ese ruido volvió al escenario y aligero sus pasos, grandes zancadas e inquietud... quería saber que lo producía, de momento al fondo una puerta iluminada y el "bendito cartel", de chapa como imaginaba, desde aquella distancia no podía leer la leyenda que lo presidía, en ese momento aminoro la marcha, volvió a sonar la campana "tolón-tolón" esta vez marcaba las medias...
La lectura del cartel, lo deja frió, "El Sueño del Diablo", y un dibujo satánico a su lado, entendió que sería un lugar de alterne o copas, y se sonrío... pensó, "que esperaba a medianoche, ¿un "todo cien" o un desavío oriental?, ¡¡estaba claro!!".
Decidió pasar por la puerta, sin apenas mostrar interés por ese local, ya en esta le asaltó una chica, era un cuerpo pequeño, decrépito de ojos grandes y verdes, con una boquita roja y sensual... casi parecía una niña, si no se denotará en su mirada el desgaste de la mala vida y los años... Le incomodaba esa mirada, en ese momento le realizó una pregunta, que lo dejó sorprendido...¿tienes sueño, estas cansado?, pensó que le ofrecería algún servicio de cariz erótico y sin apenas dudarlo le contestó, "Perdona, no necesito nada", en ese momento la cara de la mujer cambio, sus ojos se agrandaron, lo miró fijamente, parecía no entenderlo.
Eugenio no daba crédito, no podía estar pasándole esto, tenía que ser una maldita broma, el coche, la hora, y ese pueblo casi fantasmagórico y ahora "la novia cadáver". El cartel se empezó a mover impetuosamente, el viento casi lo arranca, su pelo se alborota y como una sombra, la cara de esa chica cambió por un instante, estaba pálida... "Esta broma va demasiado lejos!", pensó...
Eugenio, sobresaltado, inquieto, empezó a mirar a su alrededor buscando referencias , no había deparado en el nombre de aquella localidad, ¿donde se encontraba?. De momento unos golpes seguidos y rotundos, algo impacientes... le despertaron y se incorporó sobresaltado, había parado el coche a la entrada de un pueblo para descansar, estaba agotado..
Cuando logra reincorporarse, mira por la ventanilla del coche, una puerta iluminada y un cartel chirriante en el cual ponía "El sueño del Diablo". Eugenio abre mas sus ojos, su corazón empieza a latir con prisa..., abre la puerta del coche y dice a la mujer pequeña, decrépita con ojos grandes y verdes y esa boquita roja "¿nos conocemos?" y ella le devuelve una sonrisa, "Si, "diablo", soy la "novia cadáver", esperaba... por si despertabas, solo decirte, la fiesta va a empezar y aquí no puedes estacionar".