Garabateó aquel papel mientras el café, ya frío, se asentaba en la taza negando posos que leer. Miró su reloj, la espera se eternizaba y de fondo en aquella cafetería se podía escuchar "Baby Can I hold you"... aquella canción hablaba de palabras y disculpas. ¡Cómo le sonaba aquello! -pensó-. En su pensamiento solo rondaban las promesas de él. Se suponía que hoy sería el primer día de una vida juntos, aunque tenía un presagio...
Por primera vez aquella incomoda demora la hizo echar de menos un mensaje, el mismo que se repetía cada mañana, a la misma hora, en el mismo instante... Siguió así con su distracción, y empezó a escribir, en aquella delicada servilleta hizo su primera declaración "Te necesito"... dejó caer como rubrica dos lágrimas, doblo el papel en cuatro y arrancó otra de impoluta blancura del servilletero... y esperó. Otro mensaje mudo en aquella, ¿dónde estas?, y otro sentimiento, el de rabia, hizo que a rayones borrase esas palabras, quedando reducidas a la nada maltratada.
Por primera vez aquella incomoda demora la hizo echar de menos un mensaje, el mismo que se repetía cada mañana, a la misma hora, en el mismo instante... Siguió así con su distracción, y empezó a escribir, en aquella delicada servilleta hizo su primera declaración "Te necesito"... dejó caer como rubrica dos lágrimas, doblo el papel en cuatro y arrancó otra de impoluta blancura del servilletero... y esperó. Otro mensaje mudo en aquella, ¿dónde estas?, y otro sentimiento, el de rabia, hizo que a rayones borrase esas palabras, quedando reducidas a la nada maltratada.
La pantalla de su móvil no paraba de parpadear, le dio la vuelta una vez que saltó en la misma "tiene quince mensajes".
-Excusas- se dijo. Conocía el contenido de aquellas misivas, ahí estaba su sometimiento, su amor, no había más, aquella relación que la carcomía no tenía vida, no respiraba libertad.
-Excusas- se dijo. Conocía el contenido de aquellas misivas, ahí estaba su sometimiento, su amor, no había más, aquella relación que la carcomía no tenía vida, no respiraba libertad.
Fue escribiendo sus pensamientos silenciosos, dándole forma a las palabras sordas en un soliloquio propio que solo ella escuchaba en el rumor de su propio dolor... y a la vez, el único nexo de unión entre ellos sonaba y sumaba mensajes encadenados de desesperación fingida. Acarició su cuello, mientras perdía la mirada intentado buscar sus rasgos, sus manos, su piel, todo aquello que estaba limitado por un horario.
Abrió el móvil, fue a la bandeja de entrada y lo borró todo. Y en un mismo acto, escribió un mensaje
- "Game Over"-... y pulsó "Enviar".
Cogió las servilletas amalgamadas sin orden como si el sentido de su alegato ya hubiera perdido la razón de ser. No lo dudó, junto con aquel teléfono tiró sus suplicas a la papelera , aquellas que él nunca escuchó, y se marchó...
matices...
- "Game Over"-... y pulsó "Enviar".
Cogió las servilletas amalgamadas sin orden como si el sentido de su alegato ya hubiera perdido la razón de ser. No lo dudó, junto con aquel teléfono tiró sus suplicas a la papelera , aquellas que él nunca escuchó, y se marchó...
matices...
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