La luz empezaba a consumir el espacio, sentía el calor en sus mejillas, intentaba siempre cerrar los ojos e imaginar la sensación que se haría cotidiana en poco tiempo. Gloria sabía que las horas pasaban y el tiempo se acortaba. Las horas, sus horas se encaminaban hacia su única obsesión, tenía que ganarle la carrera a la oscuridad...
Alguien entró en la habitación, no desentonaba con el gris de sus visiones, tan solo era una sombra desdibujada y que se precipitaba hacia ella entre las tinieblas que cegaban sus visiones... Siguió con su rutina, incluso ignorando el murmullo de sus palabras.
Escribía en su portátil, tenía el poder de ausentarse cuando lo hacía, era de las únicas cosas que había podido seguir haciendo, dedicarse a lo "suyo", la escritura.
..."Caminaba sola por aquel adoquinado de una ciudad que no era suya, nunca la enamoró, no hizo nada por engatusarla o enredarla en sueños de espíritus evocadores.
Se acostumbró a bajar la mirada, a mirar el empedrado, al menos la bruma le permitía mirar las formas de los cantos desiguales, los grises cambiantes. Aprendío su camino, adivinándolo por el dibujo que conformaban los cantos de aquella moqueta de piedra bajo sus pies; todo era repetitivo, los días, las horas, los minutos y al final del día, las rutinas y los sucesos"...
Paró su escritura, ¿Cómo su camino?- se preguntó-. Aquella noticia no podía acabar con ella. Se recostó en la silla mirando el techo, observó como el desconchon, a sus ojos, había cambiado, ahora parecía una arruga en el techo, similar a la suavidad de la arruga en una sábana, esas que ahora la incomodaban en exceso al roce con su piel
Volvío a acariciar el teclado con sus dedos, buscando la posición exacta de estos y decidió seguir, como pianista que toca su piano y cierra los ojos conformando una melodía perfecta
..." Todo principio visual era un camino, un lugar donde llegar con cualquiera de sus sentidos"...
Volvió a enredarse en sus pensamientos, con sus manos ante el teclado, a veces tenía la sensación que eran como flashes de su vida que le hacían comprender lo que le ocurría.
- ¿conoces el miedo?-. alguien le preguntó una vez eso en una entrevista. Su diagnóstico fue la sensación mas acercada, se lo habían comunicado hacía pocos meses...
- Lo conozco, se como huele, como suena, si tuviera color sería parecido al negro. He visto como el miedo se acercaba, me susurraba, me rozaba y quieta, parada, lo he espantado. Soy valiente no por condición, si no por convicción, día a día me riño con el miedo y siempre le gano la partida...
Volvío a machacar el teclado con la rapidez de aquel que rescata la idea perdida, sus reflexiones la inquietaban...
"Siempre recibía las mismas lecturas, había aprendido a deámbular por el camino a través de ellas, en su interior el camino no existía, solo cantos en un suelo empedrado que no expresaban nada."
Dejó de escribir, miró a la sombra que la acompañaba, había decidido ignorarla, le recordaba el inicio de su inutilidad, de un destino que no deseaba. Agachó la cabeza y dejó que sus ojos se inundaran de lágrimas.
En el silencio de aquella habitación, irrumpió su voz desesperada, casi en un grito sin vida.
-Tengo miedo, escribo queriendo evitarlo, pero me embarga el miedo, desde que la penumbra llegó a mi vida e intentado escribir mis sensaciones queriendo verme valiente ante lo que supondrá la noche sin luna, ¡¡no puedo más!!. Sabía que había llegado el momento de enfrentarse a su ceguera.
Hoy mismo salgo de vacaciones, os leo a la vuelta, lo dejo como asignatura pendiente. ¡¡Hasta la vuelta!!
Una recomendación, la película me parece muy acorde con el tema...
Mas relatos sobre cegueras en EL Blog de los Jueves
Precioso relato, aunque no te imaginas como me angustia la idea de perder la vista. Me encantó lo que vi de la peli, intentaré verla.
ResponderEliminarDisfruta de tus vacaciones. Besitos.
Aceptar la pérdida de un don tan valioso como la vista debe de ser terrible...muy difícil de sobrellevar, pero hay quienes logran sacar de su miedo fortaleza y así logran salir adelante!
ResponderEliminarEsperemos que tu personaje lo consiga.
Te deseo que tengas un buen descanso, aquí te esperamos hasta que vuelvas!
=)
Es angustiosa la espera de tu personaje, como en un reloj de arena sin posibilidad de detener el tiempo que corre hacia la noche absoluta.
ResponderEliminarprecioso.
Un beso
Es un consuelo, en cierta forma, que aún en ese estado aterrador de incertidumbre, que supiste retratar tan bien, aún tenía algo "suyo";escribir.
ResponderEliminarUn placer leerte.
se aprecian los buenos perfumes, cuando la chica que le lleva, se ha ido. De tan natural es poseer los cinco sentidos que poseerlos nos hace ser indolentes con ellos.
ResponderEliminarSólo cuando la tragedia sobreviene medimos la tragedia que supone. Supongo que hasta tu propia identidad cambia con la pérdida
Me he quedado con la idea que va a ser másangustioso el tránsito hacia la ceguera que la ceguera misma. Esa pérdida progresiva de capacidad es más terrible que la pérdida definitiva.
ResponderEliminarBesos, Matices. Muy bueno.
Conocemos muchas sensaciones por contraste: el frío por el calor, la enfermedad por la salud, la tristeza cuando nos falta la alegría... Pero entre estos dos polos opuestos de una misma cosa hay una gran variedad de matices y gradaciones, e incluso en el más terrible de los casos, siempre cpnservaremos la imagen hermosa de lo que fue e, inevitablemente, es. Hermoso relato.
ResponderEliminarUn relato que nos acerca a ese sentimiento de miedo ante la pérdida de uno de los sentidos, aceptar esa inminente oscuridad ha de ser un trago muy duro, tu lo has reflejado maravillosamente.
ResponderEliminarEsta película no la conocía, intentaré verla.
Un abrazo Matices y bueen descanso.
El mundo está lleno de ciegos que ven, lamentablemente los ojos no siempre miran, a veces se desvian para centrarsetan solo en la oscuridad.
ResponderEliminarun saludo
Reflejas extraordinariamente el proceso que debe de sufrir la persona que pierde paulatinamente la capacidad de ver. La incertidumbre y el miedo se van apoderando de la persona sustituyendo la seguridad de antes por una sensación creciente de indefensión y desamparo.
ResponderEliminarCreo que debe ser cierto que el miedo a no ver, debe ser más cruel que la ceguera misma.
Tal vez sea cierto que, para compensar, los demás sentidos se agudizan en los ciegos.
Un abrazo.