viernes, 17 de diciembre de 2010

De divagaciones y reflexiones (I)

TRISTEZA

En estos días es cuando, José se siente mas afectado, se acerca la Navidad y es consciente de que su alma sin quererlo se diluye hacia caminos de gran soledad. 

José tiene noventa años, vive solo, se maneja bien, aunque cada vez más le cuesta bajar esas escaleras, vive en un cuarto piso... baja y compra lo necesario, el frío afecta a sus articulaciones y la escalera le avisa de que su estructura anda oxidada...


Justo en la entrada, cuando deja sus llaves, mira una foto, la de "Mariquilla", su  compañera y amiga, y se le escapa un suspiro, -él, para sus adentros se justifica -ya soy mayor, si, suspiro, ¿y que?. 

Le falta hace diez años, era su apoyo, su sonrisa diaria, su compañera. Sus últimos años fueron de felicidad compartida, de Machin y bailes en la sala, eran dos viejos, pero ¡que felices eran...!

A veces piensa que es muy egoista, que esos años de felicidad deberían de ser suficientes para cerrar su vida en positivo... pero la Navidad, lo hunde en una profunda tristeza., en casa ya no hay luces, ni adornos, ni villancicos, el silencio reina en estas fechas. 

Hoy , como acto reflejo ha puesto música, de fondo en ese "tocata", suena esa canción, con las arrugas musicales del desgaste del vinilo, la de ellos...Angelitos Negros. Las lágrimas inundan sus ojos, los cierra, "Mariquilla" y su sonrisa vuelven por unos segundos,  despues se difumina y se pierde en sus recuerdos, cada vez más desgastados.


Divaga..

Tristeza te deja varado, sin retorno, sin salida, al menos cuando navegas en sus aguas. Mantenerse en ella es una necesidad, es soledad, es hogar... son silencios interiores, sordera momentánea, evasión. Te invade, pasa sin llamar y se acomoda, sin fecha de partida.

Cierras los ojos, ves como todo se va borrando, poco a poco... como si de momento te estuvieran desconectando. Decides perder cuanto debes ganar.

Te sientes vacío, no puedes buscar en tu cuerpo los estigmas de una guerra, que no hubo, tan solo existe dentro de ti. En la sequedad del camino, quieres beber agua del pozo, sumergirte en ella y aguantar dentro de tus pensamientos vacíos, dejarte llevar por el peso acrecentado de tu cuerpo hacia el fondo.

En la fotografía fija que  se muestra ante mis ojos, habita esa sensación, no me busco, porque no me encuentro, no soy nadie porque nadie es nada.

Quédate, tristeza, siéntate me harás compañía, te esperaba...

De fondo, Machín suena, sentado en el sillón de la sala, José con su mirada perdida, deja pasar las horas.
Matices


4 comentarios:

  1. Es algo que me ocasiona una gran tristeza, pensamos en los niños pero que poco pensamos a veces en estos otros niños, con costuras en la piel, con surcos que ha dejado el tiempo, sacos de sabiduría en la escuela de la vida.
    El que mas, el que menos, a perdido a esas alturas a su compañero, a su compañera y solo los acompaña su soledad. Incluso aun teniendo familia muchas veces están solos…¡¡cuántos Josés!!
    No me gusta la Navidad del consumismo, la Navidad de abrazar y besar porque sí, quizás porque me gustaría que el espíritu de la Navidad estuviera presente todos los días del año a la hora de recordar y hacer algo por los menos afortunados.
    Precioso tu texto lleno de nostalgia y ternura. Un beso

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  2. hola soy Carrachina un gusto estar contigo en esa foto hermosa de cuando eramos niños, hay que recuperar ese niño interior que todos llevamos dentro.
    te sigo, un saludín
    y felices fiestas

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  3. llegar a anciano se consigue a base de muchos años
    Toda una vida preparándose para... lo que tenmga que venir
    aún así,seguro que duele, duele mucho

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  4. Mis mejores deseos para estas fiestas, Nieves, que ninguna crisis impida la alegría y que seas muy feliz.

    Un gran abrazo navideño, amiga mía.

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