sábado, 9 de octubre de 2010

Vuelo de retorno

Hoy me he levantado con una extrema necesidad de enfrentarme a mis propios miedos, mi interior inquieto, he podido controlarlo, tenía ganas de salir corriendo para mitigarla.

He desayunado tranquila, las noticias en la radio, "runrunean" en mis oídos, no escucho. Sentada con el café en mis manos, pienso que llegó el momento de traspasar esa puerta que hace tiempo cerré. Entré en el dormitorio y en el baúl seguía aquella ropa con la que tan cómoda me sentía, sin pensarlo, una camiseta y aquel viejo pantalón lleno de manchas provocadas y que tanto me gustaba, apenas me peino, recojo mi pelo en una cola, de momento me dirijo al mueble a coger las llaves..

En ese momento el espejo me mira, lo miro y me sonrío, estoy nerviosa y a la vez siento emoción, me recorre todo el cuerpo, creando esas cosquillas que en momentos son de placer y en otros se tornan incomodas dándome inquietud, no sé diferenciarlas y eso me crea cierto desasosiego.

Miro las llaves en mis manos... el llavero, al verlo tengo el primer el intento de desistir en mi idea, vuelvo a mirarme en el espejo, y con un gesto de afirmación a mi misma, me enfrento a salir de casa.

Antes tenía costumbres, mientras caminaba hacía allí, compraba bollos, leche, la prensa diaria, y flores, me encantaba darle cierto aire cotidianidad, de vida, a aquella estancia. Iba reconociendo a las personas, parecía que todos sabían hacía donde me dirigía.

Cuando llego a la puerta, me apoyo en un coche, miro la puerta y me acuerdo de ti... hoy será el primer día que traspasaré esa puerta sabiendo que tu no estarás para compartir conmigo la jornada, elegimos juntos donde compartir nuestras aficiones y proyectos... Eras mi amigo, no era justo, te habías ido para siempre, se que entraré y buscaré tu sonrisa de "buenos días", me dirigiré a esa cafetera vieja de la que inhalaba los olores de primera hora, de trabajo conjunto y sé que las sensaciones estarán tan solo dispersas en mi recuerdo...

Cruzo la puerta, subo y de nuevo ese llavero, con esa frase absurda escrita, el cuerpo se me va, me siento en la escalera... tremenda agonía que me traslada al pasado con el que llevo luchando años, nunca dejé de hablar contigo, aunque fuera un factor tan solo imaginario...

La llave en la puerta, abro, está todo oscuro, cubierto con sábanas blancas que se han tornado grises en el tiempo, busco los olores de humedad de ese barro que solías modelar y me dirijo hacia los ventanales, corro las grandes cortinas blancas, siento el olor ha cerrado y polvo, la luz penetra dándole sensación de apertura al espacio, siento caer esas motas de luz entremezcladas con el peso del paso del tiempo sobre mi, como si me estuvieran bautizando en tus cenizas de recuerdos.

Observo, todo está como aquella última vez, antes de tu partida, me enfrento a tus cosas, las estudio y las hago mías, las sensaciones son tan contradictorias... de momento reparo en tu último trabajo, cubierto, dejo resbalar esa tela y la dejo caer al suelo, te dirijo mi sonrisa y te digo, "Buenos días, Mario... mi vuelo de retorno me ha traído hasta aquí...". Apreté esas llaves en mi mano, hasta casi dolerme y leí esa frase del día que me entregaste el llavero de ese espacio nuestro ,"El mejor momento del día es ahora".

Algo me decía que Mario, ya no vendría mas a hablar conmigo, que su último mensaje, me lo había dejado escrito en ese llavero, como premonición de un viaje imprevisto, su voz dejaría de sonar interiormente en mi.

"Bird girl", debía volar sola...

Matices


(foto: pertenece a http://alalunaluna.blogspot.com/2007/07/de-puertas-y-pasiones.html)


2 comentarios:

  1. buscar aquello que duele
    jejeje
    tengo una brújula magnífica que señala dios sabe dónde y a la que no hago caso
    Beso

    ResponderEliminar
  2. Hay que enfrentar los miedos, aunque uno piense que no puede hacerlo. Es la única manera de avanzar.

    Conmovedora historia. Bien por ella!
    Saludos.

    ResponderEliminar

Tu matíz...