Esta semana está siendo complicada, aún así cuando un amigo me invitó a la convocatoria decidí participar aunque no sabía ciertamente del tema...Y es cuando vi una fotografía de Charles Ebbets que hay en casa me dije, puedo hablar de esto, de las grandes obras, de las personas, de la crisis, de... y aquí os dejo mi aportación a modo de relato...
Esto podría haber acontecido algún día de 1932...
Todas las mañanas cuando la oscuridad acaricia el amanecer los trabajadores de la construcción parten hacia su lugar de trabajo, se promete jornada dura y calurosa... John, sale corriendo hacia la parada de metro cercana le gusta ser puntual. Hoy el viento acaricia suavemente su cara es una sensación que le agrada entra en el túnel del metro, allí el silencio es mas penetrante incluso. Durante el viaje piensa en la obra, va rápida y sabe que le queda poco tiempo de trabajo, la crisis está siendo cruenta, es un privilegiado mientras sepa mantener el puesto...
Llega a su destino sube los peldaños de dos en dos buscando la salida del metro y cuando todavía en la oscuridad de la noche agonizante sale del túnel, se lo encuentra allí alto, sin fin... acero y ladrillo junto, amalgamado, desafiante a los tiempos y la vida. Cruza la avenida casi sin mirar no atiende a los claxons de los coches; saluda al listero en la puerta con un simple gesto y apuesta por sus jóvenes energías para subir a lo más alto; en el piso veinticinco flaquea, toma resuello y sigue... en el cuarenta y nueve empieza a observar el despegar de la luz ... aprieta su puños y corre... acelera el paso, en el sesenta y cinco se queda parado, inmutado por el caminar del sol. Inicia sus pasos despacio se mueve por la viga de acero cual acróbata circense, observa el cielo como va dando riqueza de colores a su despertar, se quita la gorra ante él y siente unas irrefrenables ganas de gritar al vacío, al mundo, a la naturaleza que le presta sentirse Dios ante este espectáculo pero está incapacitado y solo aprieta sus maxilares. El viento lo mece moviendo su flequillo, dejando ver sus pecas. Su corazón bombea rápido, su respiración se acorta a la vez que el aire oxigena limpio sus pulmones y es cuando estira sus brazos hacia arriba rascando con sus dedos el cielo. Nunca mira hacia abajo, podría, no se siente afectado pues por su condición no padece vértigo y por ello, hay muchos de sus compañeros que están abajo, dejaron sus vidas estampadas de el cielo al suelo por un trabajo en aquella crisis. Él prefiere el desafío a los tiempos y a la vida...una jornada más empieza...
John era sordomudo, por eso tuvo la oportunidad de trabajar en la construcción, tras el crack del veintinueve empezaron a emerger estas grandes construcciones, los rascacielos... Grandes obras para una nueva esperanza económica que se cobró en vidas las precarias condiciones en prevención que había. Las fotos de Charles Ebbets quisieron denunciar las condiciones de trabajo de estos obreros. Hay que reconocer que en Prevención de riesgos laborales los pasos han sido cortos y pausados, aún nos queda mucho sobre todo en concienciación.
Matices
Matices
Si, una imagen conocida. Desde luego no hay que tener vértigo para descansar sobre esa viga,¡madre mía! Entonces como ahora, uno se había de contentar con lo que le salía, aun a riesgo de su vida.
ResponderEliminarUn abrazo
la fotografía la realizó en su estudio, sobre un fondo paisajístico de altura. Las puntas de los pies rozaban el seulo. Pero no quita reconocer, agradecer y rendir honores a los que por unos centavos se enramaban a lo más alto, sin las medidas de protección que afortunadamente hoy se tienen. Bello tema y merecido homenaje
ResponderEliminarAunque la foto sea un montaje, el trasfondo de la historia a la que ilustra, es tan real como gris.
ResponderEliminar¿de que me suena eso de..."quiero un trabajo de lo que sea para subsistir"? (año 2012)
me ha cosatdo ponerme delante de los relatos,pero el día avanza bien: lluvia, un concierto, dolina...una pintura a lápiz...cerca de las siete, ya me he decidido...cerca de las siete he vuelto a ver esta imagen que se enfrentó a mi mirada por primera vez hace unos años, pocos, muy pocos y que me quedó patidifuso...
ResponderEliminarah, lo de los riesgos laborables, nieves..jajaja...sólo cumplen con ellos grandes epresas..pero hay muchas, pero que muchas pequeñas, que ni por asomo. y si nó, que me lo digan a mí...
ay, la niña nieves ha hablado de la contrucción como casi el dolor que ha tenido estos días...
menos mal que la construcción mejoró con el tiempo y la niña nieves hizo lo mismo...
medio beso...
yo diría que aún más...más de medio ebso..y lo digo por los cojones que has puesto para escribir esta semana..
Grandes construcciones, eso no son unas reformitas no, imponentes y magestuosos edificios. Merecido homenaje a quien los pensó y a quienes lo ejecutaron
ResponderEliminarUn beso.
La mejora de los riesgos laborales, Nieves, sigue siendo una asignatura pendiente. Vienen a mi memoria las imágenes de los comienzos de la revolución industrial con los niños en las minas o las de esos obreros sin ningún tipo de protección en los rascacielos. No es tan lejana la situación, en muchos lugares del mundo es impensable hablar de las mínimas condiciones de protección en el trabajo. Me ha gustado tu aportación a este jueves de obras y reformas.
ResponderEliminarUn abrazo.
que hermoso tema en el piano, suena muy profundo y muy tranquilizador. es perfecto. en cuanto al relato, sin dudas debemos ser más concientes de los riesgos que hay. Sin dudas las condiciones laborales quizás mejoran día a día. pero hay otras que no mejoran, quizás también por propia inconciencia de los obreros, caminan por los tejados como si fueran ágiles gatos que saben que si caen, caerán de cuatro patas, pero la gran diferencia es que son humanos. Sin dudas para trabajar en la construcción no hay que tener vértigo a nada... sino paraliza el trabajo. Un abrazo amiga!
ResponderEliminarEs cierto que muchas veces esta gente trabaja en condiciones infrahumanas, existen más accidentes de los que se dan a conocer pero son tapados inmediatamente por las grandes constructoras que los contratan.
ResponderEliminarMuy buen enfoque dado a este tema, el otro lado de las obras, me encantó.
Un abrazo.
He estado en ese edificio, en la última planta y casi se toca el cielo.
ResponderEliminarPero claro... no es lo mismo. La desnudez de una estructura que limita al vacío por todos los lados, me hace que pensar.
Brillante redacción, que te posiciona en el lugar, oliendo a frío y crisis.
Besos
Siempre me han conmovido esas fotos. Imaginar las condiciones en que trabajaban en esa época y aún hoy en día en ciertos lugares nos muestra lo duro y mal pago que han sido esos trabajos, incómodos, riesgosos y fundamentales en el despegue de una nación. La construcción es, a mi juicio, uno de los pilares del despegue económico, legítima y generadora de otras actividades productivas, esta actividad suele ir a la par de la solidez económica de un pais. Funciona como un termómetro.Merecido homenaje.
ResponderEliminarUn abrazo.
madre mía, como una apuesta más que un trabajo, perder la vida para ganársela o viceversa. Una vez más geniales tus matices ¬¬
ResponderEliminarUn besote
Esa foto es increíble, parece realmente trucada, ¡es tan dificil imaginar que no tienen nada debajo de sus pies!!
ResponderEliminarTu relato es fantastico Matices, tienen una emotividad que cala, trasmites la sensación contradictoria entre aquello con lo que comulga tu personaje y lo que sabemos en nuestras conciencias que es inaceptable.
Te dejo un abrazo
Me encantó tu relato (siempre digo lo mismo, es que no creo que ningún día pueda decir lo contrario, bueno si hablas de cucarachas,sí, je, je)esa foto, trucada o no, siempre me ha dado mucho que pensar, justo lo que tu cuentas, esas personas que salían aún de noche de sus casas, para subir a esas alturas a jugarse la vida, aunque no era un juego, era llevar el pan a su casa. Muy buen homenaje a esos hombres que fueron pioneros en hacer rascacielos.
ResponderEliminarMe encanta la música, me chifla Einaudi. Besitos y buena semana.
Me ha gustado mucho este recuerdo a esos trabajadores, a esos trabajadores que tanto riesgo corrieron, unos perdieron, otros no.
ResponderEliminarMe ha traido un recuerdo: siendo adolescente construían un edificio frente al que tengo el apartamento en la playa. Cuando yo me levantaba veía frente a mi, sentado en las vigas del 10ª piso del edificio en construcción a un chico poco mayor que yo comiendo su bocata.
La vida era injusta y yo un privilegiado.
Besos.