domingo, 7 de noviembre de 2010

De brújulas y tormentas

Su corazón se había quedado frio, había perdido el latido, el poder de compartirlo y a la vez su peso había bajado, estaba vacío.

"En algún lugar de Indonesia"
Matices (1996)
Rosas, morados y grises, colores degradados, avisan posible tormenta, al fondo el mar agitado, compartiendo colores y transparencias,  que belleza en esas degradaciones, no son los tonos habituales de los colores celestiales, por eso se disfruta, no es lo normal, ni lo convencional,  lleva hacia tormentas, días tristes y apagados, sin luz... de monotonías, de té, libros, músicas y relax... en fin, de soledad.. "de la buena".

Oiga, ¿me puede decir hacia donde va este tren?,- de momento ella mira hacia su alrededor-, se pregunta... ¿donde estoy?, ¿en un tren?, es como si despertara de algún sueño de extrañas connotaciones, pensó... no había preparado viaje alguno.

Señorita, ¿no me contesta? -insiste- en su perplejidad, le contestó-

Perdone, ¿no sé hacia donde voy?,  una sensación extraña se apodero de ella, ¿había perdido la brújula?,  la del tiempo y la consciencia. Ese  señor, lo observo sentado frente a ella, llevaba poco equipaje, una maleta vieja de piel, descolorida y rota, se notaba que viajaba bastante y esta era su compañera... de momento deparó en su cara, le gustaba mirar a los ojos de las personas y en ese momento, cruzaron sus miradas...

Era una mirada triste, vagabunda, de soledad, recordó su pensamiento anterior y se reconfortó en que la suya, al menos, era buscada.

¿Viajas sola? - ella miro a su lado- el asiento vacío, le devolvió la mirada y con un gesto de afirmación le dijo, -eso parece... ¿y usted?,- con complicidad él le contesto-, siempre lo hago.

Le gustaba que fuera parco en palabras, que le importaba su vida o lo que hiciera, ha subido en el tren y bajara en su parada, después conformara parte de una anécdota absurda, pensó, otro ser anónimo, sin más.

Tenía una necesidad extrema por saber, ¿como  había ido a parar a ese tren?, buscó en sus bolsillos, y luego en su bolso, no había billete, se empezó  a inquietar, debía notarsele, había aprendido a controlar las emociones y se empezaba a poner nerviosa, la desconfianza se apodero de ella...

Volvían fantasmas del pasado, miró fijamente a ese hombre y sin dudarlo... ¿usted sabe donde vamos y hacia donde viajamos? -no espero su respuesta- las manos empezaron a sudarle, se puso en pie- salió a el pasillo, no había nadie, corrió de vagón en vagón... nadie..   

Volvió hacia atrás, antes de llegar a su vagón, paró...entró en aquel lavabo, viejo, desvencijado, sucio, colgaba de una puntilla un viejo espejo con un alambre y se miró de frente, lo que vio no le agradó, hizo por controlar su respiración y se dirigió a su compartimento, no quería parecer asustada ante un desconocido... Entró, se sentó, el hombre admiraba el paisaje.

Se dirigió a él, fría, distante... ¿eres tú?... -el agachó su cabeza y le contestó- sí, soy yo, te dije que volvería, -él llevo su mirada hacia su mano, ella le siguió y al abrir esta, vio su brújula... acababa de descubrir cual  era su parada en ese viaje, desvío su mirada hacia el firmamento, su corazón fue bajando el ritmo y miro de nuevo ese cielo, se estaba preparando "su tormenta", comprendió, era el viaje final, cierta paz se apoderó de ella.

Matices


3 comentarios:

  1. hoy no voy a incidir en lo que cuentas
    hoy quiero destacar " cómo " lo cuentas
    entre tú y yo: tú..." vives " de la literatura verdad?
    es impresionante, mira hasta carbonilla tengo en las pestañas
    me descubro
    un beso

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  2. Tan solo son mis días grises, que sacan estas "cosas" de mi.

    Gracias

    Nieves

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  3. Hermosa manera de hallar esa brújula que tanto deseamos!

    Abrazos.

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