Jawgeena McGibney |
Como cada mañana suena el despertador a las seis… Empieza la jornada.
Le gusta lavarse la cara frente al espejo, dedicarse una sonrisa a ella misma una vez el agua fría roza su piel…
Impregna el ambiente de olor a flores con su perfume. Después casi sin mirar dentro del ropero elige el modelo a lucir. Deja que el vestido pasee por sus curvas siente el roce de la seda en su piel y, una vez más frente al espejo deja otra sonrisa colgada del amanecer.
Desayuna apoyada en la encimera de la cocina… Lo escucha bajar por las escaleras y se da la vuelta para dejar la taza en el fregadero. El beso en su cuello, el paseo de su dedo índice por la espalda la hace estremecer. No hacen falta palabras para expresar que sigue gustándole tanto como el primer día. Recibe esa mirada a diario antes de salir por la puerta.
Coge su bastón e inicia el camino hacia su trabajo. Ahora habrá otras miradas pero ella no las recibe, su ceguera se lo impide. No puede sentirlas pues no destilan olor a fresco, suavidad en el tacto, sonrisa abierta, susurros al oído, color en los besos… sensaciones reservadas para el amor ciego.
Coge su bastón e inicia el camino hacia su trabajo. Ahora habrá otras miradas pero ella no las recibe, su ceguera se lo impide. No puede sentirlas pues no destilan olor a fresco, suavidad en el tacto, sonrisa abierta, susurros al oído, color en los besos… sensaciones reservadas para el amor ciego.
matices
beautiful blog kisses andy
ResponderEliminarLas miradas son mágicas pueden provocarnos tantas cosas.
ResponderEliminarSeguro esa sola mirada transmitía el amor de todo el tiempo juntos.
Saludos!
La mirada es compañera y amiga cuando nos miramos al espejo....nos devuelve sonrisas o tristezas que comparte cada día ...mirar a otro a sus ojos es buscar lo que el alma necesita para ser feliz cuando le ama....
ResponderEliminarMuy interesante blog
Intensa es sus "miradas" en el texto de hoy.
Abrazo
Un relato sensible, bien compuesto y explicado. Tiene todos lo ingredientes para ser una de las mejores histórias de la
ResponderEliminarcovocatoria. Te felici†o amiga de Matices. Un saludo.
Se puede mirar con las caricias.
ResponderEliminarMe gustó mucho tu relato. Un abrazo
Buenos días, Nieves:
ResponderEliminarMe ha sorprendido el desenlace de tu relato, escrito de manera que me impide apartar mi mirada de tu personaje.
Todos hemos sentido miradas penetrantes que nos han hecho girarnos, o el magnetismo que nos lleva a darnos la vuelta sonriendo al cruzarnos con una desconocida con la que intercambiamos una mirada esquiva. Y todos hemos sentido una amor ciego que no obedece a otro sentido que lo sentido por el corazón.
Felicidades por tu relato, Nieves.
Precioso...
ResponderEliminarLas miradas se sienten con el alma y también se puede mirar con ella...
Muchos besos, me ha conmovido esta mirada.
Un desenlace que sorprende totalmente. Una historia hermosa, de amor, que va más allá de lo que se percibe con la mirada. El sentir con la piel, con los sentidos y con el alma.
ResponderEliminarMe encantó!!!
Un beso!
ResponderEliminarAissss, por favor por favor que bonito! Entre Rosa y tú vais a acabar conmigo, habéis coincidido en el tema, la ceguera, pero es que es tan romántico!!! Que me gusta esta frase;
“…una vez más frente al espejo deja otra sonrisa colgada del amanecer.” Te voy a decir una cosita mi niña, como esto siga así dejo de leeros que ñoña se queda corta la palabreja para como me dejáis, has leído a Pepe y a San, ¿pero qué os pasa? jajaja, ¡sois una mala influencia!, ¡”que lo sepas”!, jajaja, miles de besossssssssssssssss
Hay miradas que sin dudas dicen más que mil palabras. Un relato cautivador, bello y profundo con un imprecionante final.
ResponderEliminarUn beso
Un relato bellísimo. El amor se siente con el alma.
ResponderEliminarUn beso.
¡Hola Matices, Nive! Me gustó tu relato, me gusto leerte de nuevo. Disfruté con el desenlace, con la imagen que combina las percepciones de los diferentes sentidos; percepciones que le devuelven la mirada del principio.Muy conseguida! Y genial el uso de la expresión"amor ciego". Muy bien! Un abrazo
ResponderEliminarEl amor es ciego, y en este caso se demuestra de forma literal y figurada. Es un relato precioso.
ResponderEliminarPerdona por no haber podido participar pero las musas no me han inspirado!
Un beso
He disfrutado tu relato con el oído y el tacto, el sabor y -como no- la vista. Tenue y transparente me envuelve el recuerdo que me llevo. Gracias por compartirlo. Un abrazo.
ResponderEliminarEl amor es ciego, es cierto en forma literal. En forma figurada, tal vez no tanto. Los demás sentido parecen proporcionar certezas acordes con las emociones.
ResponderEliminarQue buen relato Nieves, donde describes las sensaciones reflejadas por unas miradas que no ven si no con el corazón, la piel y el resto de sentidos.
ResponderEliminarMe gustó mucho, rebosa sensibilidad.
Un abrazo
Muy bonito. Con final inesperado.
ResponderEliminarUn beso.
Cuántas sensaciones recorriendo tu texto... cuántas!
ResponderEliminarLas miradas que parten desde lo profundo, sin dudas, son las que más intensidad poseen.
Un precioso relato, lleno de sensibilidad y con un final que logra sorprender.
Besos!
Gaby*
Buen relato y mejor final.
ResponderEliminarUn saludo.
No hacen falta todos los sentidos para percibir lo verdaderamente importante!
ResponderEliminarMuy tierno tu relato . no pasé antes porque el enlace desde el post de presentación estaba roto.
Un abrazo
Suavemente se van deslizando las palabras, hasta llevarnos a ese final redondo. Me pareció precioso como muestras la dulce intimidad de la pareja.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy buen texto. Te lleva de la mano y te pasea por una cotidianeidad bella y muy bien ilustrada.
ResponderEliminarbesos
Una mirada Nieves, puede cambiarte la vida, como digo en mi entrada, pero el amor no necesita de miradas. Siempre encuentra la manera de manifestarse y hacerse presente con su hermosa realidad a traves de los sentidos y la mirada es uno más, no el único.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Un amor total, de esos que perduran con el tiempo, muy bello
ResponderEliminarun beso