Se llama Vida- fue mi respuesta a aquel transeúnte curioso que formó parte de la masa agolpada alrededor de su cadáver... Porque eso era ahora un cuerpo inerte, en transición del calor al frío que llaman muerte.
Vida, ¿qué deciros de ella...? tal vez que un día tuve la suerte de que mis palabras se cruzaran con su susurro pedigüeño a la puerta de la amistad que se fue tejiendo despacio. Ella recreaba un dibujo de color atrayente y vivo.
¿La conoces? pues no la juzgues- otra respuesta para un viandante observador anquilosado en el orden vital que nos somete...Decidí marcharme de la escena macabra que entretejían los curiosos.
Estaba tan enfadado, sabía con quien y porqué. Mi ira tenía un objetivo claro. Quedarme con sus confesiones ante el patíbulo del amor era como un castigo eterno para mi. Me justifico, ¡Estaba enferma, desconocía el proceso que la sometía!. Se había inoculado en su sangre y ya era poseedor de su corazón. Lo abrazaba tan fuerte que poco a poco el latir fue cambiándole. Intentaba salvarme dándome motivos- ¡total... dos cafés y un helado de color azul no dan para más!. Fue culpa de ella se dejó llevar por los besos melosos, la magia de los sueños guiados y los mezcló con sentimientos... se lo repetí mil veces, había una línea infranqueable.
¿Sabes? tengo un fuerte dolor agarrado en el pecho...
matices
Más virus en Lugar de Encuentro, el Blog de Mª José Moreno
El amor es de los virus que nos hacen felices quizás en forma momentanea, un buen relato.
ResponderEliminarAbrazos.
Un virus, ese , tan fatal como deseado...y no hay vacunas!
ResponderEliminar=)
Un virus que todos tenemos inoculado y no hay forma de combatirlo.
ResponderEliminarMe alegra leerte, ¿cómo estás? Un abrazo.
Siempre se ha dicho que en el fondo el amor es una enfermedad que va cubriendo fases. Si es así, feliz virus contagioso.
ResponderEliminarUn abrazo
Parece que este especial virus puede desafiar a la vacuna.
ResponderEliminarBueno el amor es lo que tiene, se expande como el agua; pero ese contagio si que es bueno.
ResponderEliminarUn abrazo
¡Ay que incauta! Dos cafés y un helado azul... Gota a gota hasta desangrarse de amor. No, no hay cura.
ResponderEliminarUn abrazo
Dicen los que nunca fueron infectados de "amor" que lo desean, y los otros que quieren curarse ya. Tarde o temprano a todos nos toca llevarlo en la sangre, y creo que aunque nos querramos librar de él, no hay antídoto para semejante virus.
ResponderEliminarTu escrito es precioso, original y a pesar de su dureza, emociona.
Un beso enorme.
Pues no sé...es un virus del que cuando estás sano te gustaría contagiarte, pero cuando te contagias desearías curarte porque a veces es demasiado doloroso y no compensa.En cualquier caso, tu relato es excelente. Un beso
ResponderEliminarQue buen texto. Una realidad contada desde la psicodelia más íntima. Merece una segunda lectura... y una tercera.
ResponderEliminarBesos
Ese virus mata, y a veces deja tal huella física y psíquica que uno piensa que mejor haber muerto. Vivido y sentido. Me encantó.Un besote y gracias por participar
ResponderEliminara veces, sólo a veces, uno se cree único...quiero decir que a veces, cuando decido el giro del tema del jueves, me creo en la posesión de la originalidad..jajaajja...uno, que es bobo...pero en este caso, si yo me creyera en poder de la originalidad, debería dejártelo a ti en esta semana... HE DICHO...
ResponderEliminarmedio beso.
Para mi debió infectarse. Dejar de lado el vivir y el amar intensamente, es caminar errante. Prefiero estar infectada de Amor aunque duela.
ResponderEliminarBesos, muchos.