Su cuerpo destilaba aromas de miel y canela, los brillos del día despuntaban haciendo reflejos caprichosos en las paredes y el ruido amilanado de la rutina callejera se colaba en la habitación... Se tapó la cabeza con la almohada, se resistía a pensar que tendría que levantarse, renunciar a aquella caricia en blanco que abrazaba su cuerpo, a ese lienzo que cubría su desnudez... a esas piernas que se enredaban en las suyas. Apenas se había acunado en los brazos de Morfeo en esa noche que multiplicó las horas por instantes de pasión inesperada y no deseaba que el ritmo asonante de aquellas agujas siguiera el camino que la llevaría hacia la rutina. El sonido atronador del despertador la sacó por un momento del pensamiento.
Miró alrededor, allí estaban los signos de lo acontecido, el prólogo del deseo: las copas, los ceniceros llenos de colillas, la ropa desordenada. Su atención volvió a la calidez de esas piernas que la atrapaban en un ejercicio de posesión asumida en aquella horizontalidad... Sintió entonces la suavidad de los besos en su cuello, la seda de su piel en el roce, el calor entre las sabanas, las caricias de sus manos, el erizar de su vello; poco a poco fue quedando a su merced, y en su oído un susurro...
-Jefa, hoy no voy a trabajar...
matices
Todo parecido con la realidad es cosa de vuestra imaginación y de la mía ¿por qué no?...
Yo si fui a trabajar Jefe Gus.
Más relatos sobre huidas de la rutina... En casa de Gus...
Habrá comprensión, habrá sesión seguida y hoy faltarán dos al trabajo !qué suerte esa pasión tan bien montada! que dure y que sean dos días sin laboro o laborando sábanas, ella aceptará.
ResponderEliminarIdea sensual y bien planeada, bien descrita.
Así da gusto faltar al curro, besito contento compi.
Bien descrita la escena amorosa y esa pereza por dejar el lecho. Sorpresa final al ver con quien lo estaba compartiendo. Ambas estarán de acuerdo en que el trabajo puede esperar.
ResponderEliminarUn beso.
Pues mujer, con una excusa de ese talante, se entiende el absentismo laboral. La escena es sensual hasta decir basta, sí señora.
ResponderEliminarUn beso
Me gusta tu relato, suave y sensual. Incita la imaginación y deja a la voluntad de quien lo lea el entender lo que cada persona quiera. Un beso desde Jaén.
ResponderEliminarCuánta sensualidad en tus letras!... y, el final sumamente inesperado.
ResponderEliminarNo creo que la jefa se ofenda por un día sin trabajar, otros menesteres requieren su presencia, y la de su empleado.
Besos! Y lindo jueves.
Gaby*
¡Ummmmmmmm, qué sensual...!
ResponderEliminarSe presta a seguir .... ¿de farras?
Se siente la calidez de esa cama, artista. En días tan excepcionales, hasta al despertador se quiere.
ResponderEliminarUn abrazo!
Desde luego en esa situación es casi un pecado abandonar la cama. Un besazo
ResponderEliminarsi un día soy jefe de algo, compraré sábanas de algodón egipcio y pastelillos morunos para dar los buenos días
ResponderEliminarDe todas las historias que llevo leídas esta semana estoy seguro que en esta es en la que el jefe se mostrará mas condescendiente con la trabajadora.
ResponderEliminarBesos, amiga.
Una escena fantástica; que para eso tenemos la imaginación, para utilizarla, y tú, de eso sabes mucho. La realidad puede esperar.
ResponderEliminarUn beso guapa
Tal vez la jefa requiera su presencia, la de quien habla, pero no en el trabajo.
ResponderEliminarUna mujer sensual y con emociones también puede ser jefa.
Muy logrado el efecto sorpresa.
Quien se acuerda del trabajo con un despertar asi? Te deseo muchas mañanas en plan jefa.
ResponderEliminarUn abrazote
jejeje bueno, al menos no tendrá que ponerle excusas al faltar al otro día...sabrá comprender!
ResponderEliminar=)
Yo quiero un jefe así, una escena así, y saber escribirlo así.... jajaj
ResponderEliminarUn beso, "muchacha" y sigo escuchando a Zenet mientras me demoro en ir a trabajar (ah... es cierto, estoy de vacaciones!!!!)
besos y abrazo
Así cualquiera. Si se cuenta con la complicidad del/a jefe/a, es muy fácil centrarse en la farra sin temor a las consecuencias. Sobre todo, si además las consecuencias son compartidas y disfrutadas a tope.
ResponderEliminarMe ha gustado el tono general y el imprevisto final que nos has preparado.
Un abrazo.
estoy hasta los cataplines de muchos de vosotros, que lo sepas, nieves...¿por qué? pues por que muchos no han ido a trabajar por quedarse a retozar con...con él o con ella. y mientras tanto yo, retozando con una simple almohada, le manda cojones¡¡¡
ResponderEliminarmedio beso.
Yo, tampoco iría a trabajar, me quedaría contemplando el texto e imaginando...
ResponderEliminarBesos
Así cualquiera se queda entre las sabanas, nena. Que derroche de sensualidad. Y síiii he imaginado, jejeje, nada bueno. O todo lo contrario, jeje.
ResponderEliminarUn abrazo
Con jefes y jefas así ¿quien va a ir a trabajar? yo desde luego noooooo. Que bonito Matices,que bonito lo has escrito.
ResponderEliminarBesos.
jaja
ResponderEliminarestá genial!! supongo que la jefa esta vez pasará por alto la ausencia de su empleado :))
un abrazo
ps: estas muy guapa en el encuentro juevero :)
me gusta, es encantadoramente sensual y sexual, íntimo y cuidadosamente bien logrado, como la vida misma atrapada en un instante, en el que nadie desea liberarse, unas cadenas blancas como la piel que nos atrapa, y los besos de una mañana que nadie quiere ni desea que se acaben.... hermoso!!!!
ResponderEliminarMatices, haces muy bien en aclarar lo del el parecido con la realidad... que hay quien piensa que lo que uno escribe, es que le ha pasado jajaja!
ResponderEliminarMuy sensual el relato, eso sí.
Bss.