sábado, 24 de septiembre de 2011

Este jueves-sábado, un relato: Mi calle

  

En un pueblo pequeño de no muchos habitantes en la Sierra de Aracena podría estar mi calle que ha conformado parte de mis inviernos recientes... Se encuentra a una escasa hora de Sevilla, allí decidimos pasar el tiempo de ocio y para mi, tal vez una ilusión, el darle una oportunidad a una historia de vida. Desde que salía el sol hasta que se escondía podía recorrer con la vista y siempre me acompañaban sensaciones sosegadas y de paz. Es curioso, no soy tranquila y el espíritu lo tengo siempre inquieto, por eso siempre he sido urbanita de "pro", amiga de carreras y  de jornadas interminables de trabajo...


 Mi calle tiene recovecos que te llevan a caminos donde te pierdes en tus pasos por senderos que con cada estación van cambiando en colores y texturas, supongo que ahora va caminando despacio hacia el otoño, los verdes de los frutos que están por caer lo inundan todo y desde mi ventana que daba a la plaza, podría ver la pequeña estatuilla que me recuerda que viene la época de recoger las castañas, la apañaora… después vendrán los ocres, los naranjas y con ellos las setas, los largos paseos de canasto y mirada recorriendo el suelo... por último los grises que anuncian al terrible invierno... 


En esa plaza hay un almendro termómetro estacional siempre presente, recuerdo que desde mi ventana le he hecho fotos con sus diferentes trajes de colores siempre puntual en cada estación. Pasa por debajo de él un riachuelo que tintinea en brillos plata cuando las estaciones más frías llegan, cruza la plaza como si se hiciera dueño de ella anunciando que la vida parte de él, necesario y creído hace que las travesuras de los niños sean frías y mojadas, para disgusto de las madres pues si algo tenemos allí es exceso de confianza, ese que en las ciudades desconocemos.
Han sido dos años, dos inviernos, donde cuando he conseguido fundirme con el entorno he tenido grandes recompensas, supongo que por eso echo de menos los ratos de lecturas ante la chimenea o en el patio con aquella humedad y ese sol cálido tan agradable y allí he recuperado el sentido de la vista, el observar los detalles de lo que no es cotidiano y a volver a valorar la tranquilidad y lo que realmente es importante, creo que por mi blog hay pequeños retales de experiencias visuales. Mi pueblo, mi calle conforman parte de mis recuerdos, de esos que se echan de menos cuando se pierden y se valoran más cuando vuelves a entrar en la vorágine de los fines de semana de ciudad.

Os dejo este vídeo que me ha hecho gracia al verlo, es curioso buscando algo afín a la zona me he encontrado con este spot publicitario, donde Maria Galiana describe casi con mis mismas palabras lo que aquel lugar es... Los Marines (Huelva). Entre ustedes y yo, no tengo el gusto de conocerla, pero quien ha hecho la elección para el anuncio seguro que es del pueblo o como yo es un "adicto forastero"  a la vida en él. Esto queda así como nota friki y simpática, no me lo tengan en cuenta...



"La forastera" Matices


Mas calles que tecorrer  en el Blog de Gus

25 comentarios:

  1. Muchos recuerdos y vivencias de aquellas calles que fueron protagonistas en algún momento de nustra vida.
    A veces buscadas o encontradas para satisfacer objetivos que tiene que ver con el ánimo, la paz, nuevos proyectos o un refugio como dice María galiana.

    Besos

    ResponderEliminar
  2. Pues a mí me ha encantado este sentimiento de relax que me has dejado, así con sabor a pueblo andaluz y con gazpachito y todo.
    Un abrazo Matices.

    ResponderEliminar
  3. Andalucia!!!!!! Con colores, sabores, luces y sombras tan propios, tan singulares, con ese "aje" tan particular... Un espejo de la gente que vive y pasea por allí.
    Bella descripción.
    Besitos

    ResponderEliminar
  4. Nadie como nuestra calle conoce nuestros pasos... besotes debajo de ese precioso almendro

    ResponderEliminar
  5. Hola, Matices.

    No me extraña que eches de menos ese entorno y esas plácidas horas de lectura cuando estés en la ciudad.
    Vivir más en contacto con la naturaleza y observarla da vida.

    Me ha encantado leerte.

    Un abrazo.

    Maat

    ResponderEliminar
  6. Gracias por permitirme llegar tan lejos. Estas bitácoras hoy nos lo han permitido. Preciosa calle.
    La mía, ya que no lo aclaro es en Buenos Aires, en Palermo.

    ResponderEliminar
  7. ¿Forastera Matices? Nooo, vecina observadora, inmersa en los matices detallados de tu calle, la adivino muy soleada y luego de ocres y amarillos. La imagino con tus palabras en ese almendro representada, cada momento y estación se reflejan en el riachuelo brillante, la cal, la plaza...serena calle, traviesa calle con madres enfadadas, un poco, que charlan en corros, la imagico con gentes pausadas. Junto a la chimenea dorada Matices recrea la calle en sueños, recuerdos, palabras.
    María Galiana, entrañable "forastera" o vecina veraniega ¿como tú?. Lo de menos es la publicidad, da gusto verla en los Marines de Huelva, veterana de la vida, gozadora de auténtica felicidad a cachitos.

    Besitos.

    ResponderEliminar
  8. Bnita calle nos traes, de pueblo, con recovecos, almendro, riachuelo, bonita calle enriquecida por tu narracion.
    Una cosa que me ha hecho gracia, viví de los 16 a los 25 años en la calle de Aracena de Madrid. Bonita pero sin el encanto de la tuya.
    Besos.

    ResponderEliminar
  9. No me acordaba de ese anuncio, está muy bien y tiene toda la razón, si una quiere estar tranquila, como un pueblo rodeado de naturaleza no hay nada. La ciudad va bien para unas determinadas cosas,lo tienes todo más a mano, hospitales,supermercados; pero por otra parte también es estresante y estos respiros van muy bien.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  10. Estupendo el relato y me ha encantado ese video de algo tan nuestro. Un sitio asi para descansar es algo imprescindible sobre todo para esos instantes en que la ciudad llega a zamparte de un enorme bocado.
    Un besazo

    ResponderEliminar
  11. Anónimo9/25/2011

    Que bueno es tener un rincón particular donde aislarnos, donde cargar las pilas. Si ese sitio está en plena naturaleza, en este caso onubense, pues mejor que mejor. Paz, tranquilidad, castañas y jamoncito del bueno. ¿Que más se puede pedir?.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  12. La denominación de "mi calle" suele referirse a donde vivimos, pero tienes razón, es mas exacta si se la damos a donde nos sentimos más felices.
    Un beso

    ResponderEliminar
  13. Me encantó el paseo por tu calle, pero lo más que me ha gustado es ese almendro que te marca el paso de las estaciones, eso es todo un lujo, te lo digo yo que adoro los almendros en flor.
    También me gustó el vídeo, me encanta María Galiano, desde que la vi en Solas me conquistó para los restos. Y el gazpacho que parece que hasta te apetece tomarlo ahora mismito.
    Un abrazo Nieves, voy a seguir paseando.

    ResponderEliminar
  14. Feliz otoño y feliz invierno, amiga. Que cada estación te traiga las mejores venturas. Mi calle no es donde vivo sino la que siento como mía...

    Besito.

    ResponderEliminar
  15. ¡Qué lindas imágenes nos has traído de tu calle y sus rincones!...lo del almendro como termómetro de estaciones me parece una observación muy bella y justificada!

    Muchas gracias por el paseo, me ha encantado acompañarte.

    ResponderEliminar
  16. Matices, son pequeños y entrañables matices; me gusta ese descomponer la luz en sensaciones.

    Bikiños

    ResponderEliminar
  17. Paz, felicidad, tranquilidad, lugar para escribir guiones, novelas o corazones en los árboles...
    Transitar tu calle es acariciar el tiempo suavecito y sin apuro (y grandiosamente a veces sucede con la crisis como cuando hay un apagón y aprovechamos para hablar en familia lo que el TV nos impide hacerlo)

    Un abrazo, Nieves.

    ResponderEliminar
  18. Aunque somos "mujeres de asfalto" se nos nota mucho el apego a esa postal de quietud y blanco de cal de nuestros pueblos. Y eso, Galiana pone el acento (por si alguno aun no sabe como sonamos) jajajajaja.
    Un besote

    ResponderEliminar
  19. Pero que pueblo mas bonito tienes Matices, y lo digo con razón, pues he ido infinidad de veces, que bien se come, y que buenos pasteles jajaja!!, porque del jamón que te voy ha decir que tu no sepas.
    Muchas veces vamos a desayunar, pues es un viaje muy bonito para ir en moto.

    Claro que tenemos que vernos, como puedo ponerme en contacto contigo?. Te dejo mi correo: aliciceziru@hotmail.com.

    Besos sabrosos

    ResponderEliminar
  20. Bello relato,muy bello y lleno de nostalgia,recuerdos, y primaveras.
    la realidad es que la gente se queda poco tiempo en ellos, la ciudad les ha disciplinado con la actividad, el trabajo incesante, las prisas. Se aburren,se cansan , se infectan con los mosquitos, los gallos atolondran...en fin que es
    una pena, pero es así.

    La belleza apacigua ,la contaminación estresa.

    un abrazo.

    ResponderEliminar
  21. Se entiende plenamente y se comparte por cierto, el espiritu que trasmite el comercial. Lindísima tu calle y que buena vida si me permites decirlo. Dichosos tus veranos y algunos inviernos!
    Te mando un gran beso

    ResponderEliminar
  22. Tu Nik te hace justicia, te deshaces en matices a la hora de describir, eso es un arte!, atrapar al lector en una descripción sin aburrirlo es un logro, hacerlo vivir y desear pasear y ver lo que tú ves es una genialidad, tienes un don, no lo dudes, miles de besosssssssssssss

    ResponderEliminar
  23. querida nieves... compa.... la verdad que me mostraste una calle sensacional...simplemente llena de colores y una prosa inconfundible tuya... me encantan los almendros... casi que es uno de los árboles preferidos... :D un beso!

    ResponderEliminar
  24. Anónimo9/30/2011

    yo, matices, cuando sea mayor, quiero vivir en un pubelo....jajajaj..bue...en realidad vivo en pueblo de la castilla de zamora, seco como la madre que lo parió, muy poco húmedo, vamos..pero eso sí,poco húmedo desde hace unos 20 años para acá...vivo en un pueblo que no lo cambio por ahora por ea vorágine que dices tú de la ciudad..¡y he vivido en madrid!...
    me gusta el pueblo que me has enseñado, me gustan esos caminos por los que perderse, me gusta ese maldito arbol estacional, testigo en su coloración de las estaciones, me gusta poder asomarme a la ventana y verlo...incluso ese río ínfimo me gusta, ese río que en mi pueblo también lo tengo, pero claro está que cuando llueve torrencialmente...
    en fin, que si no tengo un día pueblo para vivir ni casa donde aposentar mi tripita, ya sé dónde ir..
    medio beso...

    ResponderEliminar
  25. Que maravilla ese almendro que va marcando las estaciones!
    Que rara me resulta esa calle llena de vueltas y recovecos, acostumbrada al trazado cuadricular de mi ciudad. Rara pero hermosa.
    Un saludo

    ResponderEliminar

Tu matíz...