Fotografía Raffaele Montepaone (Copyright) |
No fueron tiempos de lágrimas
Ni había vallas que cerrarán el campo.
Su pelo ha crecido y se ha agrisado
a la vez que las ondas
siguen luciendo salvajes, revueltas...
Cómo cuando amaban libres y desnudos
en la era sin miedo que los cobijara.
Con la sensación a caricia de aire limpio en los gemidos.
Horquillitas de latón para recoger los años
despejan la cara y sus sueños vencidos...
Hay un mapa que cuenta en su tez
los cálidos veranos segando la espiga
que dieron dos hijos áureos en tiempos de recolección.
Su herencia...
El dorado de los campos al sol
habla hoy de surcos en la piel.
De su vida y su soledad.
matices