Aquel día en casa todo eran prisas. No llegaba a entender porqué me decían que era “mayor”. Me compraron una mochila colorida con un
pato azul de mirada simpática y un cuaderno verde. La verdad es que estaba expectante, sonreía sin saber porqué, aunque realmente no sabía dónde iba y eso me producía una
sensación cercana al miedo…
¡Qué puerta más grande!- exclamé al entrar… En el patio multitud de
niños corrían. Mis ojos se abrieron mucho cuando observé a uno llorar, a otros con caras tristes y a un
señor mayor que tenía asida a su pierna a una niña de coletas con vestido rosa que gritaba ¡no
quiero entrar!.
Oh, oh… esto no me gusta- me dije- apreté la mano de mi mamá y empecé a
hacerme preguntas. ¿Me dejará solo?, ¿qué haré yo aquí?. No
quería quedarme en aquel lugar. Para mí era terreno hostil.
Y me quedé. con el miedo pegado a la suela de mis zapatos. Allí conocí otro mundo, uno donde no se soñaba en héroes metalizados
ni en animales de colores, donde la fantasía era un reducto dentro de un libro,
donde mis sueños se escondían en un
rincón hasta la hora del recreo. No era ni mejor ni peor, solo diferente…
Han pasado tres años, las sensaciones han cambiado y el
cuento ahora va al contrario.
Aquí, en un país ajeno, en una cola que no tiene fin; ante el
caos de personas amalgamadas sin destino, donde las lenguas se confunden en un galimatías inentendible... "expectante".
Papá coge mi
mano con la fuerza que da el respeto a lo desconocido. Con el miedo invisible pegado a la suelas de sus zapatos, sensación que me es conocida.
Se acercó un hombre armado
y de uniforme hacia nosotros, abro mi
boca y me digo ¡¡guaaaauuuu, qué pasada!!. ¡Es como una aventura!
Mi padre balbuceó ante la pregunta de este . ¿Mi nombre?... -
le contesta- suelta mi mano para ofrecerle
la documentación. Me sujeté a su chaqueta casi en un movimiento instintivo, de esos que los padres inculcan,
“nunca te separes de mi”. Me mira dulcemente y le devuelvo una sonrisa. Papá
tiene miedo de esta tierra hostil… como yo en mi primer día de escuela.
Yo hace tiempo que sé que... ”Mi tierra son mis
sueños infantiles…”
matices