Había retomado aquel vicio olvidado, encendió un pitillo y una vez se sentó en la silla cruzó sus piernas mientras le daba una larga calada. Observó las paredes, se habían recubierto de un frío manto blanco, su desnudez dejaba a la vista la decrepitud del tiempo. Las marcas en oscuro yacían como sombras imperturbables haciendo aparecer las imágenes vacías de tiempos mejores, nada que ver con el color que lucieron tiempo atrás. Intentó reconocer cada recuerdo de aquel pasado.
Reparó en la forma recortada de aquel horrible marco de pan de oro, le parecía hasta bonito dibujado en la pared, en él tras un cristal encerraron las risas, tiempos de felicidad.
El sol desplegó sus rayos y entró en la habitación dejando rastros de motas de polvo brillante en su paso, otro momento que revivir, aquel joven vecino que llenó de música el espacio y su adolescencia de besos robados. Por un momento se dejó llevar por la melodía del pasado tocada en flugel, melódico, suave. Se sonrío y dirigió su mirada hacia la ventana donde las ramas de aquel viejo árbol cómplice bailaban en armonía al son del caprichoso viento... aquella trompeta de metal dorado seguía amenizando los recuerdos, su sonido lo llenaba todo.
Sintió que había llegado el momento, debía despedirse de la "casa del viento", así la llamaban. Allí dejaría parte de ella, de los recuerdos, al árbol danzante y su amigo el viento, titiritero invisible y revoltoso y ¿cómo no? al trompetista y sus besos. La ventana se abrió de golpe, llenando la estancia de una brusca y fría brisa marina que diluyó el rastro de humo dejado por su cigarrillo.
Se abrazó a sí misma ante el escalofrío adivinándose acariciada, como si ese viento que a veces se mostraba duro e implacable quisiera darle un mensaje haciéndola bailar de nuevo, esta vez como hoja caduca, al son caprichoso de la partitura lanzada al aire en perfecta armonía...
matices
Más vendavales en armonía en el Blog de Juan Carlos ¿Y qué te cuento?
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Resulta ser que la magia del viento nos acompaña siempre a la hora de evocar recuerdos, ya sea entre cuatro paredes o fuera de ellas.
ResponderEliminar=)
Una vida entre paredes con marcas, la trompeta, la música, los recuerdos, el cigarrillo.
ResponderEliminarNunca viene el mismo viento con el mismo soplo, no se repite, si acaso el olor marino, aquel que empuja a bailar una danza nueva.
Melancolía íntima me ha invadido con tus palabras evocadoras. Besito con soplo suave.
El viento cobra un rol especial en tu relato, como un anuncio de presencia, donde los recuerdos han dejado rastros imborrables... Dicen que el viento se lleva todo, en este caso, es a la inversa, trae, y trae, y trae... ráfagas de buenos tiempos y viejos sueños.
ResponderEliminarUn beso al viento!
Gaby*
Cuantos matices y cuantas historias siempre con el viento,la brisa,el soplido el huracán, la ventisca o el aire simplemente. Y es que este aspecto de la meteorología, es mucho mas importante en nuestras vidas de lo que acertamos a imaginar. Es romántico atrevido peligroso,
ResponderEliminarsuave, cálido, helado, húmedo, molesto, salvaje, fuerte, y todo lo que se le quiera añadir. Nunca acabaríamos. Tu entrada así lo define también. Saludos y feliz encuentro juevero.!!! si
Cuantos recuerdos nos pueden venir a través de un olor, un sonido o ese viento que penetra en nuestra estancia y nos acaricia la cara.
ResponderEliminarPreciosos esos recuerdos y la manera de expresarlos
Un abrazo
Muy bien puesto el nombre de la casa del viento. Ese viento que llega cargado de recuerdos, de complicidades remotas, de música y de músico, de olores y colores, y ese soplo último que la lleva a abrazarse a sí misma, rememorando otros abrazos ya lejanos.
ResponderEliminarPrecioso relato, lleno de matices.
Un fuerte abrazo.
Desolacion, eso es lo que deja el viento cuando se va. Eso es lo que yo veo en el relato, lo que se cuela por las ventanas de la casa vacia, de la vida vacia... Me ha quedado un regusto amargo.
ResponderEliminarUn abrazo
El aire, la briasa del viento y ... los recuerdos... ahhh!!!
ResponderEliminarTodo el relato tiene una carga emotiva muy intensa, pero el final me llenó de melancolía, pude sentir ese viento de cerca.
ResponderEliminarUn beso enorme.
Más que un texto. Más que una historia contada, es un corto visionado.
ResponderEliminarFluye el lento movimiento, los colores claroscuros, el gris y el rojo y te llega como un escalofrío esa irrupción del viento que anticipa una entrañable y definitiva despedida.
Lo he visto.
Besos
joderse, debiera de suscribir las palabras de alfredo...¡¡
ResponderEliminarno sé cómo demonios lo has hecho, y es que no lo sé, de verdad, pero el caso es que la lentitud del paseo, del vistazo que he echado, me he hecho estar dentro de la casa...nada viene dado con la prisa, nada es a las corridas. no , señor. es el recuerdo encerrado en cámara lenta, para ser disfrutado, para dejarlo, luego, ahí, metido entre cuatro paredes.
es un muy buen texto, niña, muy bueno.
medio beso.
Nostálgico, poético, esos recuerdos que nos deja el viento...
ResponderEliminarPrecioso!!
Muchos besos!
ENCANTO, tus palabras tienen encanto. Y por ellas me dejo envolver, como por el viento, como por la belleza y la poesía, aunque sea prosa y tan bien llevada.
ResponderEliminarbesos
Pues me ha gustado mucho, es un texto que se vive, se visualiza, se huele, se escucha, se siente.
ResponderEliminarMuy buena aportación d un viento que trae.
Besos.
Llegó el viento, y con él los recuerdos y tu bello relato. Un beso.
ResponderEliminarlos sentimientos, como la energía no se destruyen.
ResponderEliminarEs como si el viento anunciara el cambio de rumbo, el inicio de una nueva etapa. Es cierto, leerte es sentir, visualizar y emocionarse :)
ResponderEliminarun abrazo
Pensaba decirte que al leer veia, era visionar una escena, tal vez la escena final de una película, antes de escribirte se me ocurrio leer los comentarios, y sí, coincidimos varios, será por algo, digo yo...
ResponderEliminarUn abrazo.