A veces, cuando el sol se levanta, se asoma tímidamente por mi ventana y los días empiezan a iluminarse, mi sueño no deja que vea su luz … y al calor de los rayos por mi ventanal, poco a poco... se abren para recibirlo.
A veces, cuando la luna despega y sube como “un cohete sin prisas”, lenta e intemporal, hasta colgarse de lo alto en el cielo, me encuentro de espaldas a la noche, todo mpieza con un dedo que dibuja mi recorrido desde mis cervicales hacia... subiendome a ese cielo donde ella me recoge en su regazo para acunarme.
A veces, los aromas. los olores consiguen transformarme y descubren mis debilidades, unas me desplazo para disfrutar del olor a mar, fuerte, profundo, ese que ataca a los sueños de libertad. Otras son los olores en la cocina "de mediodida" la de mamá...de texturas aromáticas, que provocan a mi paladar.
A veces, cuando la luna despega y sube como “un cohete sin prisas”, lenta e intemporal, hasta colgarse de lo alto en el cielo, me encuentro de espaldas a la noche, todo mpieza con un dedo que dibuja mi recorrido desde mis cervicales hacia... subiendome a ese cielo donde ella me recoge en su regazo para acunarme.
A veces, los aromas. los olores consiguen transformarme y descubren mis debilidades, unas me desplazo para disfrutar del olor a mar, fuerte, profundo, ese que ataca a los sueños de libertad. Otras son los olores en la cocina "de mediodida" la de mamá...de texturas aromáticas, que provocan a mi paladar.
A veces, unas notas musicales, una delicada melodía acompasada por algún paso de baile, un trazo en un papel, observar la belleza intemporal de un hallazgo pictórico o simplemente una escultura de piedra, fria y pesada, me ofrece poder pasear mis dedos a la vez que cierro los ojos buscando sus aristas o redondeces y me conquista.
A veces, me entrego a una onza de chocolate con la que juego en mis labios, no quiero que sea un placer efímero, corto… prefiero darle tregua, juego, hasta que se va derritiendo lentamente en el calor de mis labios. Y después, siempre intentó, sin éxito, olvidar el efecto placebo…
A veces mis pies, despacio y timidamente, posan sus dedos desnudos rozando el frío suelo, mi piel se eriza, mis hombros se encogen, mis ojos se cierran y mi cuerpo me ofrece su mensaje… un escalofrío...
A veces, solo a veces, temprano o tarde, de día o de noche me paro y cuento hacia atrás, como si al final de esa cuenta todo fuera a cambiar... ¿un sin sentido?
A veces, allí
unas, aquí
Y otras, simplemente allá
A veces, tan solo sé… que no me niego, a mezclarme con el placer al que invitan los sentidos...
Matices
saberse vivos
ResponderEliminarsentir
ennoblecer la parte corporea de nosostros
besito