Una vez en la calle alzó la mirada al cielo como el que pide perdón a ese Dios que reina en el. Para después enfilar aquella callejuela como años atrás. Mientras sus pensamientos se enredaban en el camino del pasado al presente por el filamento comunicante de la memoria, un pequeño atisbo de recuerdo se mezcló con los cambios amalgamados en el espacio del tiempo. Había algo que llamó su atención, aquel firme empedrado seguía ahí desafiando al futuro, brillaba en plata por las lluvias de verano que unos minutos antes habían hecho su presencia. El bochorno, la sensación térmica le eran familiares. Sus puños en los bolsillos eran la señal de que no daba tregua al olvido. Una vez llegó al puente K*** ... pudo vislumbrar al fondo una esperanza, el arco iris hizo su aparición. Ya no se interrogó más, pensó que podría olvidar solo necesitaba desearlo...
Así fue, el silbido hueco de aquella bala perdida que llevaba su nombre terminó alojado en su cabeza. En ese mismo instante aquel impacto hizo de hilo conductor entre la memoria que realizaba su habitual camino de regreso hacia su conciencia y, se quedó en blanco.
Y el olvido llegó de la mano de la muerte.
Y el olvido llegó de la mano de la muerte.
matices
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¡Impresionante! ¡Escalofriante réplica! Un texto plagado de frases que duelen como balas, como esa bala final, pacificadora, sanadora... ningún castigo lo librarían de algo tan arraigado en él como su propia conciencia... ¡Formidable!
ResponderEliminarTengo la boca abierta de par en par, ante tu intensidad partiendo del texto.La muerte es el olvido, pero antes de la bala perdida; tantísimas cosas una por una. Te felicito Matices, pero tampoco me extraña tu capacidad, letra a letra, para crear la mágia de lo escrito,el lengüaje, ese complicado laberinto que tú exploras. Un besazo.
ResponderEliminarRealmente me ha impactado como has descrito ese andar luchando contra la propia conciencia. El resultado me parece inevitable, ciertamente el olvido solo puede llegar con el punto final.
ResponderEliminarTe felicito! Te quedó buenisimo!
Un beso!
Cuando el pasado asfixia, difícil es desentenderse de todo cuanto él viene a volcar en la mente, y pero aún más, si deja ingratos residuos en la conciencia. Debo decirte que tu texto es de una belleza de elogiar, como has descrito ese deambular, cargando en el protagonista tan pesada mochila. El disparo final, lo conduce al estertor que lo induce al alivio.
ResponderEliminarBesos!
GAby*
ahhhhhhhhhhhh...contundente final para un texto que nos atrapa desde el inicio!
ResponderEliminar=)
Terrible!!! Un final que da escalofríos, el único olvido vino con la muerte...
ResponderEliminarUn beso enorme.
Inpactante final, pero has resuelto muy bien el tema con un texto que llega al alma. La muerte soluciona muchas incògnitas, Un beso grand y cariñoso.
ResponderEliminarMuy bueno. Da escalofrío este relato. Feliz fin de semana.
ResponderEliminarLa muerte es la consecuencia natural o forzada de la vida. En el caso de tu protagonista, creo que fué un verdadero alivio, ya que con ella llegaba el deseado olvido.
ResponderEliminarRelato lleno de fuerza y tensión el que nos ofreces como continuación de la obra de Dostoyevsky.
Un fuerte abrazo.
Me ha impresionado el texto a través de sus palabras presientes un final sin vuelta atrás.
ResponderEliminarUn abrazo, guapa.
¡buena historia y muy bien hilado final Matices....
ResponderEliminarTremendo final para encontrar la paz interior, y es que la conciencia si se empeña puede convertir nuestras vidas en un infierno.
ResponderEliminarMuy buen relato.
Abrazos amiga.
Cuanta necesidad de olvido tiene este personaje, tanta que el final es trágico, pero tus formas suaves.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ese camino de piedra es el reflejo de su pasado, sin plata, pero mojado por una lluvia que no cesó mas que con la muerte. Que final, amiga...dan ganas de darle otra oportunidad, descruzarlo del puente... no se...
ResponderEliminarUn beso
Perfecto hilo conductor el que has llevado, y ese final magnífico y inesperado a la vez. Me ha gustado.
ResponderEliminarUn abrazo
Siento que no había más remedio que asumir lo hecho y no seguir demorando su camino, aunque este le iba a suponer ese castigo.
ResponderEliminarImpactante, amiga. Besos.
Un tema tan delicado que has relatado con suavidad. El peor infierno de una persona son los recuerdos que castigan su conciencia. La muerte en este caso es una liberación.
ResponderEliminarBesos.
La muerte la liberó, solo así consiguió olvidar... duro y triste!
ResponderEliminarUn beso!
La verdad es que no me esperaba ese desenlace tan trágico como supongo tampoco lo esperaba el protagonista que había empezado a vislumbrar un rayito de esperanza...
ResponderEliminarla muerte puede liberar la vida?
ResponderEliminarTus finales siempre son sorprendente. Supongo que habrás leído o escuchado la noticia de que han aumentado los suicidios en España. Seguro que hay olvidos imposibles que solo reaparecen cuando una bala marca el camino de regreso. Es genial este relato. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarun abrazo