La carretera recta... aburrida, con los vaivenes de la dejadez dejaba entrever el paisaje, desde la ventanilla lo observaba, era curioso, había cambiado de país y no notaba nada que la sorprendiera.
-Marcel, el paisaje ... ¿lo ves? no ha cambiado...-su pensamiento en alto se quedó colgado en ese pequeño habitáculo... tenía que reconocer que cuando llegó a aquel pueblo, notó cierta intemporalidad, es como si el tiempo se hubiera parado de repente, agudizó su observación, los carteles, la arquitectura, incluso las gentes, parecían colgados de años pasados.
Casas coronadas en cerámicas coloridas y engalanadas en recortables de tonos blancos, colores adornando sus puertas destacando la sencillez de las casas, las hacía parecer colgadas bañadas por el océano, regusto a tiempos pasados. Su fotografía interior de aquel lugar empezó a fraguarse entre los silencios. Bajó la ventanilla, dejando que los gritos del viento incidieran en ella y este se enredó en su pelo como látigo azotador, reconocía que era incómodo pero pertenecía a ese entorno asilvestrado, que a la vez ofrecía la paz del espacio abierto sin grandes ostentaciones arquitectónicas, tan solo las que la historia de navegantes dejaron enclavadas allí... No era consciente, quedó atrapada por el lugar, no había salida. Recuerda el paseo por las calzadas adoquinadas, el escalofrío provocado por la brisa al bajar hacia el pequeño puerto, hicieron que se sintiera abrazada internamente por el escenario...
No tenían donde quedarse, se podría decir que era una aventura, pero nunca atendió a llamarlo así, sus gentes sencillas le hicieron esbozar una sonrisa al escuchar ese idioma cantarín, su mayor desconocido, la atraía enormemente, escuchar a ese anciano encantador y gritón que les ayudó, la llevo a divagar hacia las historias marineras que seguro encerraba dentro de él...
Ese día tenía previsto ir a Cabo San Vicente, después de dar un paseo por las playas, los acantilados y el entorno, se dirigieron hacia "el fin del mundo", como algunos lo llamaban. Llegaron al final de esa linea recta, era verdad había un fin, un faro, un acantilado ruidoso, rabioso, allí el viento gritaba incluso más, como si estuviera poseído por el reinato del agua. La puesta de sol era el evento, ver como se fundía con el mar en un hermanamiento desvariado de reflejos espejo, en dorados y platas, la hizo sentir en libertad, el regusto de la intemporalidad tuvo allí su entendimiento, la belleza, la crudeza del viento, todo empezaba a tener sentido, en algún lugar de aquel océano estaba el fin del mundo, donde se escondía el sol, su mirada se perdió cuando este desapareció en el silencio del atardecer, aquel desvarío solo fue interrumpido por los aplausos del resto de personas que allí se congregaban ante tan magno espectáculo...
Desde entonces han pasado años, llegaron los cambios en el paisaje, las multinacionales hoteleras, se hicieron "europeos", pero hay un sitio, aquel que está en "el fin del mundo", donde la intemporalidad toma sentido al atardecer...
Matices
Más caminos hacia tierras portuguesas en el Blog de GUS
Tras los problemas acontecidos, he perdido mi entrada publicada para el jueves. Tenía parte del borrador e intentado ayudarme de mi "recuerdología" para que fuera lo más afín posible a lo que publiqué anteriormente.
ResponderEliminarSaludos a tod@s...
javier ha dejado un nuevo comentario en su entrada "Este jueves: Un relato... MI visión de Portugal":
ResponderEliminares todo eso que rememoras, pro que Portugal son sus personas. Ellos conservan aún esa educacion y amabilidad que aqui se va perdiendo. Portugal es el eterno encuentro entre dos paises que ha vivido demasiados años a espaldas uno de otro. Me encanta Portugal, su cultura y...su cocina !!!
Neogeminis ha dejado un nuevo comentario en su entrada "Este jueves: Un relato histórico... MI visión de P...":
ResponderEliminarMe ha encantado compartir tu visión de Portugal, país lejano para mí -ya que no tengo raíces allí-pero que me encantaría poder visitar algún día.
Un abrazo!
Primavera ha dejado un nuevo comentario en su entrada "Este jueves: Un relato... MI visión de Portugal":
ResponderEliminarPues aun mas me has abierto la ilusion de conocer este pais tan cercano que no he visitado..
Un buen relato.
Primavera
CAS ha dejado un nuevo comentario en su entrada "Este jueves: Un relato... MI visión de Portugal":
ResponderEliminarQué bello relato que incita a viajar hacia ese otro fin del mundo, porque como dice Natalí, hay tantos....
Seguro que Google hoy tiene mucha demandas para ver imagenes de esta tierra, que los jueveros hoy difundimos con tanto entusiasmo.
Un beso agradecido también por la hermosa música que acompaña.
Manuel ha dejado un nuevo comentario en su entrada "Este jueves: Un relato... MI visión de Portugal":
ResponderEliminarBuenas imágenes nos evocas de tu viaje por el país vecino detallando la impresión de esa mezcla extraña de lo antiguo y lo nuevo.
Un beso
Verónica Marsá ha dejado un nuevo comentario en su entrada "Este jueves: Un relato... MI visión de Portugal":
ResponderEliminarParece que esa intemporalidad solemos encontrarla en lugares donde el mar predomina. La misma sensación me produce cualquier rincón de Grecia junto al mar... afortunadamente allí se mantiene un poco más estricto el orden de la construcción, aunque el "europeismo" también se sufre.
Bravo, amiga! Buena entrada la tuya.
AL tener moderados los cometarios los he podido recuperar y me tomado el permiso de publicarlos, si alguno de vosotros quiere publicarlo de nuevo que lo copie y yo borraré el que he puesto como Anónimo.
ResponderEliminar¡¡Que lios!!
Saludos
Precioso tu recuerdo de ese viaje hacia el punto donde el mundo termina, aunque no es el único punto en que esto ocurre. No conozco el cabo de San Vicente, pero me has abierto las ganas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Matiz que dejo impregnado de atemporalidad y he sentido nostalgia al ver al sol yéndose del mundo.
ResponderEliminarRelato precioso, me ha encantado la narración.
Un beso.
chica previsora. Ya ves, yo soy más anárquico, incluso me desepareció la entrada de "paloma"
ResponderEliminarBueno, al prinmcipiop pensé que solo me ocurría a mi, pero amiga mía, vivimos en un mundo globalizado he aqui la prueba
Un beso
Precioso relato matices, que placer poder ver una paisaje semenjante, la verdad que haces que tambien nosotros lo disfrutemos junto a tus palabras.
ResponderEliminarUn abrazo.
Incluso ahora, según que barrios parecen sacados del pasado. Muy bonitas las imágenes sobre todo la puesta de sol, preciosa visión.
ResponderEliminarMuy bonito tu relato.
Te había dejado un comentario; pero veo que ha desaparecido, espero que éste no lo haga
Un abrazo
Lugares reconditos donde una bajada de sol aun no tiene precio.
ResponderEliminarBuscarlos y encontrarlos de esta manera en un regocijo de almas.
cariñitos
Hola Matices, yo estuve el día del problema, te puse el comentario, pero no funcionaba, podías leer, pero no comentar, incluso te decía que la pagina no existía.
ResponderEliminarMe encantó acompañarte a Portugal, sobre todo por la voz inolvidable de Amalia Rodrigues, sonaba mucho cuando yo era pequeña, me gustaba entonces, y ahora.
Por desgracia no conozco Portugal, pero esos lugares donde parece que el tiempo se paró, me vuelven loca. Besitos y buen fin de semana.
Hola Matices! Me has traído una visión en colores, muy gráfica (te agradezco) y me he quedado prendada de las callecitas del pueblo, sus casas y en particular de las playas desde lo alto del acantilado donde ruge el mar cuando esta furioso.
ResponderEliminarHermosa la puesta de sol, y la sensación de infinito que provoca ver el oceano sin fronteras.
Muy buena tu narración!
Besos
interesante, sí señora.
ResponderEliminarMatices ¿cuántos Finisterrae? Uno en Galicia, Costa da Morte, otro en Bretaña y este de Portugal.
ResponderEliminarEl más occidental en Galicia, pero no son fines del mundo, son principios de océano abrazando el sol cada atardecer, teñidas aguas de oro y de rojo. Portugal mirando a la mar desde siempre navegante.
Una hermosa experiencia tu relato, un instante mágico. Portugal ese desconocido, ese vecino que habla meloso y tiende la mano abierta. Maravillas esconde en sus paisajes, como el que describes, fascinante, ducísimo Portugal.
Besitos.