Siempre me gustó vivir en esta calle, tiene vida... los olores a croissants recien hechos, de la panadería de Federico, lo inundan todo desde las cinco de la mañana, mas tarde, cuando amanece, el ruido de los camiones balanceandose por el empedrado son mi despertador, es cuando miró por mi ventana y observo el cielo para que me salude... Sí, veo el cielo...
Me gusta el aroma del café, me acompaña calentando mis manos en esta época invernal y en mi excursión matinal diaria, a veces es mejor que la prensa diaria, observar el día a día desde mi ventana. Si los camiones vienen llenos, es una semana buena o cambiamos de temporada, y si el conductor no ayuda a descargar, han contratado peones, época de bonanzas para todos...
A las siete empieza el trasiego, las puertas del veinte y veintidós son las primeras en abrirse, una chica con mochila y zapatillas de deporte... que supongo estudiante, sale corriendo. En el veinte, Juanjo con cerca de "sesentaytantos" sale a hacer jogging, cuando el corazón falla... ¿porque nos da por correr?... siempre me pregunto lo mismo.
A las siete empieza el trasiego, las puertas del veinte y veintidós son las primeras en abrirse, una chica con mochila y zapatillas de deporte... que supongo estudiante, sale corriendo. En el veinte, Juanjo con cerca de "sesentaytantos" sale a hacer jogging, cuando el corazón falla... ¿porque nos da por correr?... siempre me pregunto lo mismo.
Después los barrenderos riegan la calle, los primeros rayos del sol se reflejan en el firme, sobre el espejo que recrea el agua... es cuando la calle empieza a enlucirse, se empieza a llenar de personas con prisas y caras despejadas, bueno, eso algunos... claro. Empieza a renacer, por que ¿os lo he dicho?, mi calle, cobra vida todas las mañanas...
A veces me paro a observar las grandes balconadas, decoración que engalana desde años "mil" el lugar, los herrajes, sus dibujos, me gusta repasarlas imaginariamente con mis dedos, emulando que las rozo, sintiendo como el frío de tan duro y férreo material, ajado por los años pero incorruptible, traspasa mi piel... es cuando me doy cuenta que la historia de mi ciudad pasa por sus casas, las personas que las habitaron y aún perdura en los siglos...
Un café da para poco mas... alguna vez, un enamorado besa a una chica, o al contrario, y pienso... !como han cambiado los tiempos¡, mi primera sonrisa del día, la de la ternura, la que me hace arrancar, pues soy el del veintisiete y debo salir a las ocho... alguien desde su ventana, con un café entre sus manos me puede echar de menos.
Luego, cuando salgo, siempre realizo el mismo camino, desde que la calle es peatonal, me permito la extravagancia de andar por la medianera, así puedo ampliar mi campo de visión... y ver ese arco triunfal, que me espera todas las mañanas, imagino ser el héroe, si, ese soy yo, el de mi propia vida, el que empieza un día y lo termina teniendo la sensación de estar completo, seguro...
Cuando llego a la bulliciosa plaza, soy consciente de que mi mundo se acaba allí, el terrible parque rodado, los claxons, la gente corriendo de un lado a otro... el humo, ya sé, he traspasado la frontera...
A la tarde, camino de casa, traspaso el arco triunfal, siento decirlo, cansado, agotado, casi sin energías... y no es que en la lucha me han derrotado. Me gusta lo que hago, es la edad y el ritmo impuesto, que no perdona y a veces hace mella , a nadie se lo cuento pero mi riqueza es enorme, una vida llena de sonrisas...
Ehhh!! mi calle, ¿os he dicho, que se ve el cielo?, cuando llego está revuelta como un patio de colegio... hay gente, mucha gente, es la hora de la atracción consumista y de los ojos curiosos, las luces en los escaparates y el espectáculo multicolor... los niños corren y juegan en el centro de la misma, como si de un parque se tratara... sí, tiene vida..
Empiezan los saludos, pero a la altura del diez intento pasar desapercibido al resto de los viandantes, siempre hago que miro los libros, pero no, es la chica de la tienda, regala... ¿sonrisas?, al menos a mi si, siempre me mira, se acerca y cuando tintinean las campanas al abrir la puerta me saluda, con esa hermosa sonrisa que perdura en el tiempo, sus palabras cambian poco... eso sí...
-Gabriel, recoge a María del conservatorio, no se te olvide ir a por los bollos a la panadería, Federico me los ha guardado, no olvides pasar por la tintorería y comprar vino para la cena, bla, bla, bla...., en una hora estaré en casa- .
¡¡Es terrible!!, creo que ni la escucho, la miro, y deseo, solo deseo ese beso, ¿el de la frente?, !!como cambian los tiempos¡¡. Después cuando entro por el portal, con la algarabía de la niña y ese olor a bollos recién hechos se que he llegado a mi casa, voy a la cocina y desde la ventana, veo como la calle se va quedando vacía, tan solo la caida de las persianas de los comercios antiguos irrumpe en su silencio, miro el cielo, está oscureciendo... Ella entra por la puerta, y la casa poco a poco coge vida, a medida que la calle la va perdiendo, luces, cenas, risas, músicas, conversaciones... es cierto, me gusta mi calle, mi casa... y ¿como no? mi vida...
No te olvides, soy el del veintisiete, el loco feliz de la medianera, que todos los días vuelve a su calle y desde su casa ve el cielo...
"A veces saber disfrutar de la cotidianidad de lo que nos rodea, llena el día a día de matices exclusivos"
Más musas enredadas en relatos en el Blog de Gus
Matices...
Has logrado que yo también tome ese café y pasee por esa calle amable, entrañable y acogedora que identifica la vida del que vive en el 27. Mañana madrugaré con otra visión del momento.
ResponderEliminarUn beso
Hola, Matices, llegué hasta aquí pues vi tu comentario en el blog de un amigo y decidí visitarte. Muy buen blog, voy a seguirte.
ResponderEliminarTe invitó a pasar por el mío.
Un saludo desde Argentina.
Humberto.
www.humbertodib.blogspot.com
He paseado junto a tí, he descubierto tu calle, sus tiendas, sus gentes, He olido esos bollos recien hechos. Y he visto el cielo desde tu ventana.
ResponderEliminarMe gusta tu calle y su vida.
Lo cotidiano no tiene porque se anodino, para mi es reconfortante .
Besos sin matices, sencillos y tiernos.
Gracias por el paseo, por dejarme ver la cotidianidad de una vida, de las cosas bellas que sabes ver, aunque sean diarias, sencillas.
ResponderEliminarEs una forma maravillosa de encontrar la felicidad.
En los colores, olores, sabores...
Maravilloso!!!!
Besitos
Hola, Matices, es la primera vez que paseo por tu blog y me encantará seguirte. Me ha gustado mucho tu relato, tiene tanto color y tanta vida... he terminado con una sonrisa y ganas de tomar croissants recien hechos. Un beso !!!
ResponderEliminar!Loco de la medianera! te aplaudo, gracias por el paseo, por el voyeurismo de mirar, oler, sentir la calle día a día. Y es que en definitiva, se trata de eso el vivir aproximadamente feliz. Besitooos.
ResponderEliminarTu calle como tu relato, contagian y dan ganas de quedarse paseando por esta vereda, comiendo los bollos de Federico y mirando el cielo. No hace falta televisión, ni cine, disfrutando tu calle como lo haces...!!!
ResponderEliminarPrecioso relato, preciosa forma de captar los matices que te rodean.
Mañana, cuando salga a la calle, me inspirare en tu texto para disfrutar de mi vida...hacer lo hago, pero más, pues pienso fijarme en todo eso que tú tambien has descrito solo viendo una fotografia.
ResponderEliminarPetonets
Un precioso texto sobre los entresijos de esa calle. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarMariví
¡Qué bonito!. Me ha encantado ese disfrute, de sol a sol.
ResponderEliminarGracias por estos momentos.
Buena descripción de la calle, el sentido de la vista y del olfato son los protagonistas en todo el relato.
ResponderEliminarMe ha gustado
Matices, quiero ser ese loco que recorre a medianera de su adorada calle en la que disfruta de todos los momentos y conce a la perfección los sonidos, los olores, las sonrisas, el contacto de las gentes.
ResponderEliminarBellisimo
Besitos
Matices me encantó, es que...yo soy la loca de la medianera, me han gustado y he degustado cada una de tus descripciones y yo...queriéndome quitar un par de kilitos extra y tú y tus bollos de Federico. Soy la loca de la medianera, me dicen que siempre voy sonriendo,(aunque no por la mediana)es verdad disfruto de mi casa de mi familia, de la cocina, de la calle, de mi jardín, de mis perras y del parque...menos del frio que estoy helada y no lo disfruto nada, nada. Me llama la atención esa gente que tiene siempre cara de mono cabreao. Has descrito con pulcritud el despertar de una calle, de un vecindario y la vida del del veintisiete hasta el ocaso. Un hombre feliz en esa calle que tanto nos inspira, feliz con su vida y con el día a día.
ResponderEliminarAplausos y ovaciones sin matices. Un beso grande
ehhhh no dijistes nada de la churrería, y de la sonrisa que te pongo cada vez que vienes por calentitos
ResponderEliminarmatices, te cuento primero una cosa:
ResponderEliminarhe leido tu texto, después me he hecho un chocolate...no ha sido premeditado, no, pero coincide ese chocolatito con tu relato, con ese sabor a barrio...
ya , centrándome en tu texto, decirte que me ha encantado. me ha gustado por lo cíclico que es: nace y muere en la misma casa. y eso lo has resuelto la mar de bien. me ha gustado por lo de vida que has sabido transmitir, vida de un barrio, pero vida también del relator, me gustado por que suena a viejo barrio de todos conocido...perdón, en donde todos se conocen..suena a baarrio bullicioso...suena a barrio bien llevado, suena a barrio como mi pueblo, pero sin el bullicio, claro está...y me ha gustado por que en esa frase de ...poco más o menos del texto..¿les he dicho que desde i barrio se ve el cielo? hay ...el relator demuestra,lo has sabido matizar muy bien...el relator demuestra que hay un aire de amor por su parte con respecto a su barrio...y lo recalca más de una vez...
en fin, matices, que me has sorprendido, qué leches, y para bien.
besos.
A veces en lo cotidiano es donde está la belleza y nos empeñamos en buscarla en el sitio equivocado cuando resulta que la tenemos debajo de nuestra ventana.
ResponderEliminarUn saludo
Tengo que confesarte, amiga, al margen del tema que nos ocupa, que esta combinación de colores me dificulta mucho la lectura de tus relatos. No sé si seré el único afectado por ello y deba de acudir al oftalmólogo.
ResponderEliminarTe lo digo porque, por lo demás, disfruto mucho leyéndote.
Un cordial abrazo.
http://thedailyplanetbloggers.blogspot.com/
ResponderEliminarPor aquí tienes un merecido regalo
cariños de Clark y Lois
Hola, amiga nueva! Parece que he olido el aroma a café y he sentido ese cerrar de ojos que acompaña al primer sorbo. Un café da para mucho, tómalo cerca de la ventana...
ResponderEliminarUn beso, te sigo, si?
Feliz noche.
Verónica, gracias a ti, por venir a tomar café y que hayas sucumbido a su efecto... Y claro, ven cuando quieras, me alegran siempre las visitas, más si son para tomar un café...
ResponderEliminarBesos