Su corazón se había quedado frio, había perdido el latido, el poder de compartirlo y a la vez su peso había bajado, estaba vacío.
"En algún lugar de Indonesia" Matices (1996) |
Rosas, morados y grises, colores degradados, avisan posible tormenta, al fondo el mar agitado, compartiendo colores y transparencias, que belleza en esas degradaciones, no son los tonos habituales de los colores celestiales, por eso se disfruta, no es lo normal, ni lo convencional, lleva hacia tormentas, días tristes y apagados, sin luz... de monotonías, de té, libros, músicas y relax... en fin, de soledad.. "de la buena".
Oiga, ¿me puede decir hacia donde va este tren?,- de momento ella mira hacia su alrededor-, se pregunta... ¿donde estoy?, ¿en un tren?, es como si despertara de algún sueño de extrañas connotaciones, pensó... no había preparado viaje alguno.
Señorita, ¿no me contesta? -insiste- en su perplejidad, le contestó-
Perdone, ¿no sé hacia donde voy?, una sensación extraña se apodero de ella, ¿había perdido la brújula?, la del tiempo y la consciencia. Ese señor, lo observo sentado frente a ella, llevaba poco equipaje, una maleta vieja de piel, descolorida y rota, se notaba que viajaba bastante y esta era su compañera... de momento deparó en su cara, le gustaba mirar a los ojos de las personas y en ese momento, cruzaron sus miradas...
Era una mirada triste, vagabunda, de soledad, recordó su pensamiento anterior y se reconfortó en que la suya, al menos, era buscada.
¿Viajas sola? - ella miro a su lado- el asiento vacío, le devolvió la mirada y con un gesto de afirmación le dijo, -eso parece... ¿y usted?,- con complicidad él le contesto-, siempre lo hago.
Le gustaba que fuera parco en palabras, que le importaba su vida o lo que hiciera, ha subido en el tren y bajara en su parada, después conformara parte de una anécdota absurda, pensó, otro ser anónimo, sin más.
Tenía una necesidad extrema por saber, ¿como había ido a parar a ese tren?, buscó en sus bolsillos, y luego en su bolso, no había billete, se empezó a inquietar, debía notarsele, había aprendido a controlar las emociones y se empezaba a poner nerviosa, la desconfianza se apodero de ella...
Volvían fantasmas del pasado, miró fijamente a ese hombre y sin dudarlo... ¿usted sabe donde vamos y hacia donde viajamos? -no espero su respuesta- las manos empezaron a sudarle, se puso en pie- salió a el pasillo, no había nadie, corrió de vagón en vagón... nadie..
Volvió hacia atrás, antes de llegar a su vagón, paró...entró en aquel lavabo, viejo, desvencijado, sucio, colgaba de una puntilla un viejo espejo con un alambre y se miró de frente, lo que vio no le agradó, hizo por controlar su respiración y se dirigió a su compartimento, no quería parecer asustada ante un desconocido... Entró, se sentó, el hombre admiraba el paisaje.
Se dirigió a él, fría, distante... ¿eres tú?... -el agachó su cabeza y le contestó- sí, soy yo, te dije que volvería, -él llevo su mirada hacia su mano, ella le siguió y al abrir esta, vio su brújula... acababa de descubrir cual era su parada en ese viaje, desvío su mirada hacia el firmamento, su corazón fue bajando el ritmo y miro de nuevo ese cielo, se estaba preparando "su tormenta", comprendió, era el viaje final, cierta paz se apoderó de ella.
Matices
hoy no voy a incidir en lo que cuentas
ResponderEliminarhoy quiero destacar " cómo " lo cuentas
entre tú y yo: tú..." vives " de la literatura verdad?
es impresionante, mira hasta carbonilla tengo en las pestañas
me descubro
un beso
Tan solo son mis días grises, que sacan estas "cosas" de mi.
ResponderEliminarGracias
Nieves
Hermosa manera de hallar esa brújula que tanto deseamos!
ResponderEliminarAbrazos.